La 4T Debe Luchar Contra la Exclusión Neoliberal de Indígenas y Campesinos

Inaplazable romper el esquema neoliberal en comunidades agrarias

Las estructuras productivas neoliberales permanecen incólumes como parte de la cadena “hacia atrás” de la agricultura, que permite su control a las transnacionales y la comercialización en manos de los acaparadores; por ello, los mecanismos de ingreso de las pequeñas agriculturas no encuentran las mejores condiciones para su desarrollo

 La Carta Robada

 Por Emilio López Gámez (*)

 Benno Herzog en su ensayo La Exclusión Discursiva, hacia un nuevo concepto de la exclusión social, sostiene que no se reconoce como exclusión sólo aquello que traspasa una frontera clara desde la inclusión hacia la exclusión, sino “… todo aquello que se aleja gradualmente del estado de relevancia que gozan otros miembros en la sociedad”, De ahí quizá que la noción de exclusión discursiva sea preferida frente a la noción de desigualdad, el de injusticia, o la noción de pobreza, ya que esta noción tiene otros alcances.

Esos otros alcances se refieren a los efectos de la exclusión discursiva que señala el autor. Podríamos ejemplificar con el caso del   campesinado y los indígenas que han resistido los efectos de esa exclusión, que se exacerbaron en el régimen anterior y que llevó al campesinado a una posición de irrelevancia estructural como grupos organizados.

Los efectos de la exclusión. Resulta obvio que la irrelevancia de grupos enteros de la sociedad puede “…plasmarse en una falta de recursos materiales, en un trato diferenciado, por lo cual, existe de nuevo un vínculo entre exclusión discursiva y sus efectos materiales”. 

EL BIENESTAR DEBE REFLEJARSE EN LA PARTICIPACIÓN SOCIAL

Además, sostiene Herzog: La exclusión discursiva “… es también la posibilidad de ser considerado como no relevante para la participación en un contexto social específico”. Podríamos decir que la exclusión discursiva no solo tiene efectos materiales, sino también efectos políticos. Para Angus Deaton, Nobel de Economía, el bienestar no solo es nivel de ingreso, es también, la capacidad de participar en sociedad.

Durante el neoliberalismo el campesinado y los indígenas nunca dejaron de aparecer en los discursos económicos, políticos y culturales, pero no gozaron de la relevancia que sí tenían otros miembros de la sociedad. Los efectos de ese proceso llegan hasta la 4T y representan poderosos obstáculos para su desarrollo; significan verdaderos muros de contención para el logro del bienestar de la población rural y son retos que todos debemos enfrentar.

Los cambios profundos a los cuales se aspira en la 4T, están   plasmados en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024.Esos cambios erradicarían los efectos de la exclusión que vienen de décadas. Esos cambios harían la gran diferencia con el neoliberalismo por lo que resulta necesario, no dejar de insistir en atacar esos efectos que podemos identificar como productos de la exclusión discursiva.

En el caso del medio rural  tenemos que, partiendo de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales y del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, se analiza –en esta Carta Robada– que en la 4T se tienen que llevar a cabo cambios fundamentales, que de no tomarse en cuenta, los efectos que resultan de la exclusión, que se niegan a ser erradicados y que se reproducen abierta o turbiamente, podrían seguir provocando profundos retrocesos para una transformación que queremos que camine y camine bien.

Multinacionales no deben controlar producción agrícola

Son varios los efectos que exigen cambios: Uno, las estructuras productivas del neoliberalismo permanecen incólumes básicamente; la fase de la cadena “hacia atrás” de la agricultura (que se refiere a los medios necesarios para llevar a cabo la prácticas agropecuarias y forestales) permanece en manos de grandes empresas transnacionales; la comercialización sigue en manos de acaparadores, y en este tema, los mecanismos de ingreso de las pequeñas agriculturas no encuentran las mejores condiciones para su desarrollo.

EL TABÚ DEL TEMA AGRARIO

Dos, el tema agrario ha sido un tabú desde la reforma al artículo 27. Desposesionar es aquí la palabra clave ( leer la obra de David Harvey); despojar de las tierras y los territorios al campesinado, a los indígenas, a los ejidos y las comunidades, son procesos que se repiten a diario, y las estructuras institucionales no articulan una narrativa convincente por lo que sus acciones y sus políticas deben rechazar contundentemente esos procesos( ahí están las empresas mineras, las productoras de alimentos que se roban el agua; las que destruyen los bosques etc.) ; buscar superar la exclusión, y no contribuir facilitando una devaluación de la acción colectiva, silenciándola y en cambio sí, poner en el centro la realidad rural de la propiedad que fue denunciada por AMLO el 10 de abril del 2018.

Tres, la situación se agravaría, si a eso se le suma, el no reconocer el papel (y sobre todo el potencial) de las formas organizativas, colectivas del campesinado, los indígenas y a los afrodescendientes, en las estructuras que van desde la producción hasta el consumo. El campesinado representa la abrumadora mayoría en el campo y enfrentan y han enfrentado una narrativa excluyente durante décadas. Algunos programas de la 4T tienen un fuerte potencial para superar este efecto pernicioso, pero se requiere una articulación institucional que rompa los efectos de la exclusión en este caso, de tal suerte que el campesinado y los indígenas no enfrenten limitantes para superar la posición de irrelevancia estructural como grupos organizados.

Cuatro, resulta por demás evidente, la necesidad de que, para un profundo cambio de régimen político, es impostergable reconocer la relevancia del campesinado y sus diferentes formas de organización en la determinación del poder. De entrada, la Declaración de la ONU arroja luz sobre las grandes necesidades materiales e involucra los efectos políticos. El campesinado ha enfrentado desde décadas esta exclusión, que tiene también otros efectos, como la violencia y la represión. Cambiar de raíz los fenómenos que vienen del régimen anterior, es una gran tarea para todos y para la 4T; el primer paso es, reflexionar sobre la noción de exclusión discursiva y procesar la destrucción de sus efectos.

(*) Doctor en Economía por la Universidad de Chapingo y experto en temas agrarios.

 

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