Complicada subsistencia en el Cereso de Pachuca
Familiares hacen un llamado urgente al Gobernador de Hidalgo y a la CNDH, para que realicen una investigación sobre las condiciones deplorables en que están muriendo los más de mil internos del centro penitenciario
Staff de Cananea TV
En el Cereso de Pachuca, Hidalgo, los derechos elementales a la alimentación y a salud de los más de mil internos, no existen.
Así lo dan a conocer familiares que hicieron llegar a la redacción de este medio, una serie de denuncias sobre la manera infrahumana en que sobreviven los presos a cuyos parientes se les niega información sobre su estado de salud y la falta de atención médica y psicológica, además de impedirles llevar alimentos a los presos.
Hace unos días se ahorcó uno de los internos de nombre José Chávez Barrera, por problemas graves de salud, no descartándose el padecer Covid. No es la primera vez que esto ocurre porque además, la venta de alcohol y drogas al interior del penal por dos allegados al Director de nombres Tobías y Juan, acrecienta los cuadros de angustia y depresión que padece buena parte de población del centro penitenciario.
Además de ser deficiente y carecer de los medicamentos necesarios para atender a los procesados, el servicio médico no cuenta con un área destinada a la atención psicológica, razón que orilla a muchos reos al suicidio.
La salud de los internos se deteriora además porque al enfermar no se permite a los familiares la introducción de medicamentos para su recuperación y más grave todavía, aquellos que padecen alguna enfermedad crónica degenerativa como diabetes o hipertensión, están en constante riesgo de morir porque no se les suministran a tiempo y de manera regular sus medicamentos prescritos.
Lo que sí abundan al interior del penal son la venta de droga y los abusos contra la población a la que se le obliga a comprar en la tienda del interior del Cereso que vende a precios muy altos sus productos; razón por las que muchos internos al no contar con los recursos económicos suficientes, padecen una severa desnutrición.
Se comenta que lejos de ser atendidos o enviados a hospitales públicos para recibir la debida atención médica, enfermos de Covid han sido aislados en una zona llamada UNPA, reservada para las personas con adicciones, con las mínimas medidas sanitarias.
Al interior del centro penitenciario, abundan los indignados familiares, todo se vende y se cobra, y buena parte de las extorsiones son manejadas por el comandante Ricardo Hernández, quien tiene amenazados a los internos para no presentar denuncias ante las instancias de la Contraloría del Estado y ante las ONGs, so pena de ser severamente golpeados y hasta asesinados.
Los familiares hacen un llamado al gobernador del Estado y a las Comisiones Estatal y Nacional de Derechos Humanos para que realicen una investigación a fondo y se conozca la terrible realidad a que se enfrenta la población del Cereso de Pachuca.
