Lecciones del golpe en Bolivia

La amarga experiencia del sangriento golpe de estado en Bolivia, donde la oligarquía asistida por el imperio norteamericano realizó una intensa campaña mediática y en las redes sociales en contra de la reelección del presidente indígena Evo Morales.

Por Salvador Ramos Bustamante

El gobernante había logrado el crecimiento económico más importante en Latinoamérica, recuperando extraordinariamente la dignidad de los indígenas, combatiendo la desigualdad social alejado de la esfera del gobierno norteamericano y de los organismos internacionales que condicionan los préstamos a la imposición del sistema neoliberal, que hoy trae de cabeza a los países de nuestro hemisferio y de otras partes del mundo.

Se debe actuar propinando derrotas electorales y alentar las protestas sociales, exigiendo la terminación del sistema de explotación capitalista, que concentra la riqueza en las minorías y acrecienta la miseria y la pobreza extrema en los pueblos.

Evo Morales gano limpiamente los comicios bolivianos, pero la extrema derecha, recurrió a la mentira del fraude y al golpe de estado, violentando el estado de derecho, quemando casas de funcionarios, amenazando con ultimar a sus familiares y desatando una insurrección fascista.

Negándose a la búsqueda de salidas negociadas, la derecha centró su interés en derrocar al gobierno socialista boliviano, lo que llevo al presidente y a muchos otros funcionarios a renunciar para evitar una guerra civil, antes Evo planteó convocar a nuevas elecciones, pero la voracidad imperial, no quería resultados electorales y democráticos, quería derrocar y asesinar al presidente.

Renuncia obligada

Evo se encuentra hoy asilado en México, para salvaguardar su seguridad física, desde aquí, regresará triunfante a su país, el pueblo se organiza y moviliza masivamente, como lo hizo en el pasado, para terminar con los golpes de estado y las injusticias del país, que lleva orgullosamente el nombre del Libertador de Nuestra América, Simón Bolívar.

La amarga experiencia de este golpe de estado y de lo que paso en Brasil, Argentina, Ecuador y otros países de nuestro hemisferio, nos muestra que no es suficiente, ganar democráticamente el poder político. Es preciso hacer un buen gobierno, disminuir las desigualdades sociales e implementar políticas públicas en favor de las mayorías.

La burguesía, oligarquía, el imperialismo y sus aliados religiosos, militares y policiacos y los más débiles de la masa inconsciente, junto a los instrumentos mediáticos y el uso tecnológico, están permanente en conspiración, esperando la oportunidad de asestar golpes sangrientos, para retomar el poder político y continuar acrecentando su poder económico, sin importar el daño a los seres humanos y a la madre tierra.

La experiencia nos da la lección de que hay que profundizar los cambios revolucionarios, organizando y concientizando al pueblo, con la verdad y el conocimiento de su propia historia, con un intenso trabajo ideológico, para pertrechar con ideas y principios y no ser presa de la manipulación con estructuras territoriales y sectoriales construidas democráticamente desde abajo, desmantelando las estructuras de poder de las minorías, depurando el ejército y las policías y cuando sea necesario formando las milicias populares, para defender las libertades y los cambios que reclaman los pueblos.

La batalla de las ideas y la confrontación de intereses de los sistemas económicos sociales y políticos, son inevitables y más nos vale prepararnos para luchas futuras y evitar retrocesos. Esa es la lección, para México y para los pueblos que aspiran a un mundo mejor.

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