En los medios se les ha calificado de “héroes”, pero ni el responsable del Directorio que dice representar a los agremiados del SUTGCDMX, Joel Ayala, ni los funcionarios capitalinos los incluyeron en la etapa inicial de vacunación, pese a estar en la primera línea de riesgo de contagios al igual que los médicos y enfermeras; más de 400 sindicalizados de ésta área han fallecido en su deber por mantener limpia a la ciudad; urge de la parte oficial una rectificación al respecto
El Diván de la Utopía
Por I. León Montesinos
Especial de Cananea TV
A pesar de ser incluidos dentro del grupo de “héroes” en la lucha contra la pandemia del Covid-19, los miles de trabajadores de limpia de la CDMX quedaron al margen del primer grupo de vacunación, al lado de los médicos, enfermeras y demás personal de salud, no obstante ser ellos los que han enfrentado en situación de desventaja para su seguridad personal, el manejo de residuos tanto de hospitales como de miles de hogares donde se han recuperado o han fallecido enfermos de coronavirus.
En muchos noticieros se ha exaltado su labor pero hasta el momento, ni los medios masivos, ni las autoridades y mucho menos el responsable del Directorio que ostenta desde hace un año la representación del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la CDMX (SUTGCDMX), Joel Ayala Almeida, han solicitado a las autoridades contemplar a estos trabajadores que laboran en medio de la pandemia, en situación de alto riesgo.
Aunque no se tiene la cifra exacta, se estiman en más de 400 los fallecimientos de los trabajadores de limpia de la Ciudad de México que han muerto por contagiarse de Covid, sin mencionar los cientos más que han enfermado por el mortal virus.
En este espacio denunciamos desde hace meses que junto con los trabajadores del sector salud y áreas como panteones, los barrenderos, operarios de camiones recolectores y quienes laboran en las plantas de tratamiento de basura, no recibieron de la parte oficial, los equipos necesarios y de calidad para enfrentar sus funciones sin poner en riesgo su salud y su vida.
Joel Ayala Almeida, dirigente de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), y su séquito de incondicionales del Directorio de membrete desoyeron el clamor de auxilio de las bases, dejando a su suerte a miles de trabajadores que han sido utilizados de manera deshonesta como moneda de cambio por el líder de la burocracia y sus incondicionales.
Pero no son únicamente los sindicalizados del Único a los que el supuesto “líder” de los burócratas ha dejado a la deriva: en instituciones como el ISSSTE o la Secretaría de Salud, funcionarios han seleccionado de manera arbitraria al personal que ha accedido a la primera etapa de vacunación, por lo que personajes que nada tienen que ver con la atención directa de pacientes de Covid han sido favorecidos, dejando de lado a infinidad de médicos, enfermeras, camilleros y paramédicos.
Este atropello ha puesto nuevamente de relieve el trasfondo del conflicto sindical que se viene arrastrando desde enero del 2020, en el sindicato mayoritario de la metrópoli, donde un grupo de funcionarios como el ex Director de Administración de Personal, Sergio Antonio López Montecino –ahora titular del Sistema de Aguas de la CDMX–, y la Subsecretaria, Bertha Gómez, en acuerdo con Ayala Almeida y los integrantes del Directorio, buscaron por todos los medios desbancar de la representación de la Sección Uno, que agrupa a los trabajadores de Limpia y Transporte, a Hugo Alonso Ortiz, el candidato ganador en la elección interna del Único.
El objetivo de dinamitar su liderazgo con el fin de impedir una nueva participación electoral del líder de la Uno, no se cumplió a pesar de que Ayala buscó alentar disidencias famélicas que no cuajaron porque olvidaron que para obtener el apoyo de las bases debían atenderse sus reclamos, cosa que no hicieron ni en la Sección Uno, ni la Doce. En ésta última, y ante la incapacidad del impuesto representante del Directorio Provisional, Armando Bautista –candidato perdedor en los comicios de enero del 2020–, Joel optó por reemplazarlo con un nuevo Directorio integrado por Alejandro Mayen, Martha Malagón y Cecilia Cárdenas.
Con medidas cosméticas y pirotecnia política, el líder de la FSTSE se vanaglorió de haber conseguido que la Jefa de Gobierno aceptara otorgar la plaza a familiares directos de los trabajadores fallecidos por Covid. Premio de consolación que hasta la fecha no se ha cumplido a cabalidad porque López Montecino dejó por lo menos unos 300 expedientes sin resolver, en tal sentido, al menos en la vapuleada Sección 12, en cuyo directorio, por cierto, brilla por su ausencia la que se dice candidata de Bertha Gómez, Cecilia Cárdenas.
Además, Ayala Almeida se olvidó de un pequeño detalle en relación a otro grupo de sindicalizados que también se encuentran en alto riesgo y forman parte de su Federación: los trabajadores de base de la Fiscalía General de la CDMX, a quienes no se contempló en el mismo beneficio de transferir su plaza a los deudos de los fallecidos por Covid.
En la última semana, han muerto unos once empleados de las diversas fiscalías en las 16 alcaldías por la falta de equipos y medidas de seguridad para evitar contagios, pero para el líder de la burocracia nacional, ellos como los barrenderos y personal de limpia, no existen.
Rebasado por los acontecimientos ante una pandemia que en su carácter de dirigente le quedó muy grande, Joel Ayala harían bien, por un gesto de honestidad política, en hacerse a un lado y dejar que los líderes realmente interesados en defender a las bases hagan su trabajo. Y de paso, dejar de entrometerse en el proceso electoral pendiente.
Y si alguna duda tiene este personaje como los integrantes del Directorio de lo que aquí se ha escrito, bastará con echarle una mirada a las redes sociales para comprobar la cifra de decesos de trabajadores del Único, de la Fiscalía y de otras muchas dependencias.
El tétrico ábaco no miente. Los crespones se cuentan por cientos y la cifra va en aumento. Por eso, llegó el momento de que se alce la voz para que los trabajadores de limpia sean incluidos en el primer bloque de vacunación, por desempeñar una labor de alto riesgo ante el Covid. De nada vale que se les adjudique la etiqueta de héroes cuando en realidad son mártires y víctimas de neodirigentes como los que integran el Directorio del Único.
Las autoridades aún están a tiempo de corregir esta injusticia y sentarse a replantear la estrategia de vacunación en favor de miles de sindicalizados que pese a jugarse literalmente su salud y hasta su vida, no han renunciado a ejercer sus tareas de manera responsable.