El ex líder de la Doce, paradigma de la corrupción mancerista
Con innumerables averiguaciones previas en su contra y la Contraloría Local pisándole los talones, el estrambótico ex dirigente de la Sección 12 del SUTGCDMX, que amasó una fortuna con la venta de plazas, dígitos y comisiones sindicales, se ha quedado solo y sin apoyos políticos; de acuerdo a los estatutos de su organización Carreón está impedido a participar al tener cuentas que saldar con la justicia, pero insiste en engañar a los trabajadores, amenazando que de no ir él tras la reelección, lanzará a su padre, Marco Polo Carreón, para sucederlo en el cargo
Por Staff de Cananea TV
Investigaciones Especiales
Lanzado cual incómodo inquilino del Deportivo 18 de Marzo –inmueble del que se apropió de manera ilegal hasta convertirlo en un negocio privado–, Héctor Carreón Garcés, ex dirigente de la Sección 12 del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México (SUTGCDMX), comienza a paladear el amargo sabor de la derrota y su ruina política-sindical.
En el gobierno central no solo le han cerrado las puertas sino además, se ordenó de manera fulminante quitarle el control del 18 de Marzo, centro de esparcimiento al que convirtió en un monumento a la corrupción, el servilismo y los más disparatados excesos.
Poco a poco, Carreón Garcés se va quedando solo, sin el apoyo de funcionarios que en el sexenio de Miguel Ángel Mancera, como el Secretario de Gobierno, Héctor Serrano, y el Director de Administración de Personal, Miguel Ángel Vázquez –hoy indiciado–, le dieron manga ancha para la venta de plazas, comisiones y dígitos sindicales.
No exageran algunos ex manceristas al asegurar que Carreón llegó a manejar unas mil 800 comisiones sindicales de las cuales, cobraba cinco mil pesos por cada una, lo que reportaba una cantidad mensual de casi nueve millones de pesos. Bolsa millonaria que repartía entre funcionarios del más alto nivel y lo convirtió más que en un buen líder en un eficaz recaudador de “moches”.
Estos ríos de dinero, se acrecentaban con la venta de plazas y el manejo discrecional del Deportivo 18 de Marzo, lo que le permitió corromper también a buena parte de su círculo cercanos de funcionarios sindicales a los que obsequiaba autos Sentra del año y los invitaba a prácticas de tiro y pesca deportiva, entre otros lujos que, por supuesto, nunca pudieron darse los casi diez mil agremiados de la Sección 12.
Fuentes consultadas por Cananea TV, aseguran que apenas recibió la notificación de la administración de Claudia Sheinbaum para entregar el emblemático deportivo ubicado en la Delegación Gustavo A. Madero, Héctor Carreón se dio a la tarea de iniciar el desmantelamiento de lo que tanto presumió, era el patrimonio de los trabajadores de la 12.
Junto con pantallas gigantes, luces, sonidos y diverso mobiliario, también desaparecieron tres camiones de redilas de tres y media toneladas y hasta una pipa de agua que se utilizaba cuando escaseaba el vital líquido. De manera extraoficial, se comenta que buena parte de los valiosos enseres fueron llevados a un departamento de su propiedad, en la Avenida Central. De los vehículos se desconoce su paradero.
De manera conservadora, se estima que Carreón tenía ingresos mensuales por unos 200 mil pesos por el indebido usufructo del 18 de Marzo; no solo rentaba el estacionamiento, la alberca, las canchas y los salones de eventos, también montó un restaurante y habilitó un autocinema para 140 vehículos en plena pandemia, lo que comenzó a llamar poderosamente la atención de las autoridades capitalinas.
Para escalar y mantenerse firme en sus negocios ilícitos, el ex líder no dudó en echar mano de cuanta ignominia y servilismo tuvo a su alcance. Por ejemplo, bautizó a la piscina del 18 de Marzo con el nombre de: “Alberca Maestro Juan Ayala Rivero”. Colocándole el lema: “Más que un proyecto sindical una forma diferente de pensar”. Su zalamería con el ex presidente del Único, que pasó por la organización sin pena ni gloria, fue evidente.
Y así como en el 2018 rindió pleitesía a Alejandra Barrales, ex candidata al gobierno de la CDMX por el PRD, y a José Antonio Meade, ex abanderado a la presidencia de la República por el PRI, ahora trató de asirse a la figura política del ex senador Pedro Haces Barba, dirigente nacional de la CATEM y del líder del Senado, Ricardo Monreal Ávila.
En su extravío político, Héctor Carreón no midió las arenas movedizas en que estaba entrando al buscar tal cobijo pues en Morena todos saben que Ricardo Monreal jugó las contras a Claudia Sheinbaum y a Morena en las pasadas elecciones en la CDMX. Tal situación no pasó tampoco desapercibida en Palacio Nacional, razón por la que el presidente no incluyó en la lista de presidenciables a Monreal Ávila.
Ya con anterioridad, Martha Malagón, precandidata a la Doce e integrante del Directorio provisional, había pagado con creces el pecado de acercarse al feudo político de Monreal, pues se comenta que una de las razones que tuvo el dirigente de la FSTSE, Joel Ayala Almeida, para desconocer a los miembros del Directorio Seccional, fue el enterarse que Malagón trató de brincarse las trancas y dejar mal parado al titular de la burocracia nacional con el líder de la Cámara Alta.
Pero tales situaciones parece que no fueron valoradas por el desbocado Carreón y convencido de que sería diputado local plurinominal bajo las siglas de Fuerza por México—partido que no logró su registro–, convirtió el 18 de Marzo en uno de los centros de operación de la incipiente organización política; situación que no pasó desapercibida para los operadores de Morena en la CDMX.
Sin autorización de los Secretarios Seccionales del Único, el ambicioso personaje tomó una ruta política equivocada por la que acabó despeñándose.
Ahora, consciente de que sin fuero y sin representación sindical alguna, su futuro es por demás incierto pues pesan sobre él investigaciones de la Contraloría General del GCDMX, y diversas denuncias penales, administrativas, civiles y hasta familiares, Carreón Garcés anunció hace unas semanas su intención de volver a contender, por tercera ocasión, a la dirigencia de la 12.
Empero, las circunstancias tanto políticas como sindicales ahora le pasan la factura y le son totalmente adversas. El primer aviso de que su fábrica de hacer dinero en que convirtió a la Rama Médica se ha clausurado, la constató en la reciente visita que hizo al Subsecretario Efraín Morales López. El ex líder se hizo acompañar de Jaime Ochoa quien fuera el dirigente de Fuerza por México en la CDMX.
Videos subidos a la red dieron cuenta de que el derecho de picaporte de otros tiempos se esfumó para Carreón Garcés, pues ni llevando de “padrino” al líder local de su partido, consiguió llegar más allá de la antesala del Subsecretario y de hecho, debió suplicar el acceso a sus oficinas.
Y aunque asegura que será candidato, las demandas legales en su contra lo inhabilitan de entrada pues el estatuto del Único es muy claro en el sentido de que tal derecho se cancela para aquellos aspirantes que tienen cuentas pendientes con la justicia. Amén de que la propia Contraloría del GCDMX lo tiene en la mira.
Precavido, el frustrado aspirante a diputado local no ha dudado en comentar que si no puede acceder a la candidatura, nominará a su padre, Marco Polo Carreón, quien ostenta el cargo de Jefe de Servicios en el Hospital Rubén Leñero.
A pesar de haber erogado de su peculio una fuerte cantidad en la pasada campaña electoral de Fuerza por México –según ha confesado en su círculo cercano gastó unos cinco millones de pesos–, a Héctor Carreón Garcés, todavía le sobra mucho dinero.
Según declaró ante el INE al inscribirse como candidato a diputado plurinominal, es propietario de varios inmuebles con un valor de tres millones de pesos; además, informó al órgano electoral que tiene una cuenta de ahorros por 300 mil pesos y un auto del mismo valor.
Nada más lejano a la realidad pues sus adversarios políticos aseguran que si las autoridades y la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), le siguen la pista a sus cuentas bancarias, seguramente encontrarán cantidades muy superiores a las enteradas al Instituto Nacional Electoral.
De acuerdo a la Secretaría de Finanzas del gobierno capitalino, Héctor Carreón percibe un sueldo de 62 mil pesos al mes en su calidad de Jefe de Servicios en el sector salud de la CDMX, lo que anualmente le reporta un ingreso global de 744 mil pesos. Nada mal para un “humilde chofer” que llegó a darse lujos de millonario excéntrico junto con su familia, como viajar en helicópteros, gracias a la desatada corrupción oficial en el gobierno de Miguel Ángel Mancera.
Difícilmente Carreón podrá explicar a las autoridades, y menos a los trabajadores de la Doce, cómo es que con tal salario pudo adquirir lujosos vehículos, joyas, propiedades y mantener un ritmo de vida que ni en sueños podría sufragar con 62 mil pesos. Tan solo pagar comidas al séquito de personeros que lo siguen a todos lados, sale bastante caro.
Por lo pronto, el estrambótico personaje, deberá acudir el próximo 10 de agosto ante el Juzgado Sexto en Materia Administrativa del Tribunal Superior de Justicia de la CDMX, cuyo titular Francisco Javier Rebolledo Peña, lo espera con un bien documentado cartapacio de pruebas para que responda por los actos de corrupción, abusos e incumplimientos familiares, cometidos en todos los años que gozó de la impunidad brindada por funcionarios a los que lleno los bolsillos de dinero mal habido.
Muy pronto ante el cerco que ya le tendieron las autoridades, el candidato de la planilla “plata” comenzará a mostrar el cobre. Ahora está solo y aunque lance su “batiseñal”, ninguno de sus antes “superamigos” de Mancera, acudirá en su auxilio.
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