El “Vendedor de Humo” a la quiebra
De forma repentina, el líder de la FSTSE y cabeza del Directorio que maneja al SUTGCDMX desde enero del 2020, dio a conocer una mesa de negociación con el gobierno de Claudia Sheinbaum para suplir a la Caja de Previsión por un nuevo organismo; como ya sucedió en otras ocasiones, el dirigente de la burocracia se fue por la libre tratando de imponer su agenda de trabajo e intereses a los funcionarios de la administración capitalina; el denodado interés de Ayala Almeida parece enfilarse a vender a la 4T un proyecto de vivienda y no la defensa de los derechos de los trabajadores de nómina cinco, a los que nunca toma en cuenta
El Diván de la Utopía
Por I. León Montesinos
Especial para Cananea TV
Empecinado en subir el volumen al discreto Tic-Tac de la bomba que por décadas acumuló una peligrosa carga de “megatones” en la Caja de Previsión de los Trabajadores a Lista de Raya del gobierno de la CDMX (CAPTRALIR), Joel Ayala Almeida, líder de la FSTSE, se enfunda en el papel de terrorista sindical amenazando con estallarla, aunque no tenga en las manos ni el detonador o al menos un cerillo para cumplir su amenaza.
Usando como rehenes a los 40 Secretarios del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la CDMX (SUTGCDMX), y a los miembros de un Directorio que desde enero del 2020 dice representar los derechos e intereses de más de 110 mil sindicalizados, Ayala Almeida ha echado mano en los últimos meses, de un encubierto chantaje a los funcionarios del gobierno central que han ido atestiguando cómo se las gasta el menguado líder, abusando de la sensatez y mesura de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo.
Pero todo tiene un límite. Y el estallido político de la CAPTRALIR puede terminar sepultando al ex senador priísta que ya tiene con el hígado saturado de piedritas a muchos de sus antes aliados tanto en el Directorio como en las secciones sindicales.
¿Qué mueve en realidad a Joel Ayala para salir en la aparente defensa de los más de 60 mil trabajadores de la nómina 5?
¿Cuáles es el trasfondo de buscar el control total del Único y hasta dónde puede jalar la rienda a los líderes de esta organización?
¿Hay realmente un acuerdo tácito con la Jefa de Gobierno y con sus funcionarios para ir de la mano en todo lo que dicta y dispone el dirigente de los burócratas?
IMPONIENDO “MESAS DE TRABAJO”
Vayamos por partes:
En una de las mañanas de septiembre pasado, Joel Ayala anunció que se había acordado una “mesa de trabajo” para el tema del incremento salarial con el gobierno capitalino. Horas después, en una conferencia ante los medios y ante la pregunta al respecto, a la Jefa de Gobierno no le quedó de otra que aceptar la “existencia” de tal negociación.
Aunque la imposición del tema por parte del dirigente de FSTSE no le cayó nada en gracia a Claudia Sheinbaum, ordenó a sus funcionarios instalar es mesa, donde Joel aprovechó para colocar en la agenda el tema de CAPTRALIR, del que por cierto, nos comentan, poco conoce pues exigió que se emprendiera un programa de basificación (¿?) para los trabajadores de nómina cinco, cuando de hecho son trabajadores de base.
Pero sumerjámonos al fondo del repentino interés de Joel por los atribulados trabajadores de tal modalidad laboral: Envalentonado y pensando que tenía a los parvularios servidores públicos comiendo de su mano, en una de las reuniones de esa “mesa de trabajo”, Joel asumió con aires doctrinarios la necesidad de dotar de vivienda a los sindicalizados de la nómina cinco, y puso sobre los escritorios un proyecto que, según sus palabras, había trabajado de manera conjunta en el 2003 con el entonces Jefe de Gobierno y hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador.
REGAÑANDO A FUNCIONARIOS
En un acto de buena voluntad, la Secretaria de Administración y Finanzas, Luz Elena González Escobar tomó la carpeta donde se contenían las “bondades” sociales del proyecto de Ayala y le comentó al líder que la turnaría al Consejo Jurídico para ir avanzando en el asunto. Pero de pronto, nos dicen, Joel montó en cólera y destacó que su proyecto no necesitaba revisión alguna, pues así estaba bien. Y como no queriendo quiso regañarlos a todos”.
Faltaba más.
¿Qué contenía el proyecto de Joel Ayala? Por qué su denodado interés en que se realizara este proyecto de vivienda que, por cierto, volvió a destacar en una de las notas periodísticas que gusta de manejar en los medios, en noviembre pasado.
¿De cuánto estamos hablando para que el líder de los burócratas tenga tanto interés en meterlo como un asunto de primer orden en las modificaciones a la CAPTRALIR?
Y para que los sindicalizados de la nómina cinco vayan normando su criterio, es importante destacar que en aquellas reuniones de septiembre, el dirigente no dijo una sola palabra sobre la firma que en marzo pasado habían estampado en las modificaciones al Reglamento Interno de CAPTRALIR dos de los miembros del Directorio.
Rogelio Reyes Carmona—miembro de la Coalición de Trabajadores de la CDMX, patrocinada por el ex líder, José Medel Ibarra—y Ricardo Anguiano no actuaron solos; la orden no pudo venir más que de Ayala Almeida y como tal era absolutamente responsable de lo ahí acordado.
Como se citó hace meses en este espacio, el retroceso a las pensiones y asuntos de vivienda para miles de trabajadores avalado por los “representantes propietarios” del Directorio, era tal que hasta el mismo ex Director, Jorge Franco Ambrocio (q.e.p.d), debió meter reversa. Pero Joel no chistó nada al respecto. Su prioridad es la construcción de vivienda. Los sindicalizados como el resto de la opinión pública pueden sacar sus propias conclusiones.
¿REBELIÓN EN LA GRANJA?
Pero si en el corazón mismo de la administración del gobierno central, Ayala Almeida a tratado de manipular e imponer sus reglas a los funcionarios, al interior del Directorio y los 40 Secretarios Seccionales del SUTGCDMX, la dinámica no varía mucho. Grande fue la sorpresa que se llevaron muchos líderes menores cuando se les comunicó que este año, todo lo relacionado con comisiones sindicales, vales de lentes y hasta la entrega de plazas por defunción, deberían tramitarse en la aduana de FSTSE, y en especial con el cancerbero de Joel, el profesor Ernesto Moreno.
Versiones apuntan a que solo tres secciones se plegaron a la disparatada imposición: la 23 de Verónica Moreno Hernández – a quien Joel ha hecho creer que puede llegar al próximo liderazgo del Único por equidad de género y la promueve en medios como la Revista RS de José Medel Ibarra–, la 28 encabezada por Joel García Trujillo y el Directorio de la 12. El resto tomaron las órdenes del líder de FSTSE como llamadas a misa. Tampoco encontró eco en la actual Directora de Administración de Personal, Ximena García Ramírez, en cuyas manos está directamente la toma de decisiones en tal sentido.
Otra de las artimañas empleada el colmilludo líder para que tanto las autoridades como los líderes del Único sientan que le deben favores, es que ha tratado de manejar como un “logro personal” las ampliaciones en las secciones que debían renovarse el pasado año y que por motivos de la pandemia extendieron sus funciones hasta en tanto no haya condiciones para los comicios internos.
Los funcionarios del gobierno capitalino saben perfectamente que ha sido la Jefa de Gobierno la que dio instrucciones para que estos secretarios se ampliaran, en concordancia a las disposiciones que al respecto a emitido el gobierno federal, pero el líder de FSTSE ha hecho creer que sin su intervención muchas secciones se hubieran ido a Directorio. Y viceversa, según lo expresado a los servidores públicos, amenaza que si le quitan la interlocución y el mecate con que dice tener controlados a los líderes menores, “no se hará responsable de lo que pueda ocurrir”. Petate del muerto y no otra cosa.
En los hechos, Joel Ayala trata de “vender humo” al gobierno de Claudia Sheinbaum a cuyos subalternos ha tratado de engañar diciendo tener el control absoluto de los secretarios del Único; fuentes consultadas estiman que si acaso, el líder burocrático cuenta a lo sumo con unos seis dirigentes seccionales afines a su causa: Verónica Moreno Hernández, de la 23; María del Rocío Franzoni Lobo, de la 39; Joel García Trujillo, de la 28; Susana Paz Martínez, de la 19; Lilian Porras, de la 40; y, Jorge Castro Carpio de la 28. Unas filas bastante magras para alguien se da ínfulas de general.
Para mantener de su lado a sus contados aliados, la cabeza del Directorio les ha vendido la idea de que al menos tres de ellos: Lilian Porras, Jorge Castro Carpio y Susana Paz, manejaran el patrimonio sindical, para lo cual fueron comisionadas por Joel para “tomar posesión” de los bienes del Único, entre ellos el Deportivo 18 de Marzo, el Hotel de Acapulco y Deportivo Olímpico. Por supuesto que los secretarios que controlan estos centros recreativos se negaron a la imposición de Ayala Almeida.
MESA DE CAPTRALIR, OTRO MADRUGUETE
El pasado cuatro de marzo, los 40 Secretarios Seccionales y los integrantes del Directorio se enteraron por los medios y una circular que según el dirigente de FSTSE, había obtenido una “respuesta categórica y definitiva”, por parte del gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum al planteamiento presentado días antes, el primero de marzo, donde se le solicitaba la instalación de “una mesa de trabajo de análisis” para tratar las características del nuevo organismo que, a su decir, debe suplir a CAPTRALIR.
La sorpresa fue mayúscula tanto para los líderes del Único como para los funcionarios del gobierno central. Tal como había ocurrido en septiembre pasado, Joel se había ido por la libre y quizá pensando que la estrategia ya le ha funcionado en anteriores ocasiones, buscó dar otro “madruguete” a la doctora Sheinbaum.
El caso es que ahora sí, el andar jugando con artefactos explosivos del calibre de CAPTRALIR le puede salir contraproducente, porque además de que hay un justificado y acumulado malestar en el gobierno capitalino por los desplantes y madruguetes del líder del Directorio, pretender estallar la bomba de la Caja de Previsión, puede tener implicaciones políticas realmente severas en todos los sentidos.
RESCATAR LA CAJA SIN INTERMEDIARIOS
Nadie ignora que CAPTRALIR está quebrada y arrastra una interminable historia de corrupción y saqueos, pero deben ser los trabajadores y no intermediarios que ni siquiera saben que los sindicalizados de nómina cinco son de base, los que analicen el tema y decidan si aceptan un “borrón y cuenta nueva”, con sus ahorros. Pretender utilizarlos como instrumento para intereses personales contradice el supuesto postulado de transparencia que tanto pregona en los medios el líder de FSTSE.
Se estima que la Caja representa gastos por más de tres mil millones de pesos anuales que no son cubiertos con los aproximadamente mil 300 millones de aportaciones de los 65 mil trabajadores de la nómina cinco. El resto sale de las arcas del GCDMX. Algo hay que hacer sí, pero no metiendo en un brete al gobierno de Claudia Sheinbaum, con un talante gangsteril que busca imponer negocios bajo la mesa, sino abriendo foros de discusión desde las bases y no en las cúpulas.
Además, la CDMX como un estado más, tiene Constitución propia y una modificación a CAPTRALIR debe pasar por el Congreso Local. Esperemos que los trabajadores alcen la voz, como ya lo hicieron en pasadas semanas cuando pintaron en las paredes de FSTSE la leyenda: “¡Fuera Joel Traidor”.
Organizarse en la defensa de sus derechos, pero sin el pernicioso acompañamiento de “vendedores de humo”, es el mejor punto de partida para librar de “manos negras” a cualquier mesa de análisis. Por fortuna, las bases como sus despistados líderes, comienzan a percatarse de la frágil estatua de sal que insiste en controlarlos.
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