Claudia Sheinbaum y sus propuestas al agro
La Coordinadora de los Comités de Defensa de la 4T, debe evaluar que el fortalecer el camino de la soberanía alimentaria implica una Política de Estado, transexenal y que implique un crecimiento con desarrollo, colocando en el centro al hombre y no a las variables de la economía, y sobre todo a los intereses del pueblo y de las mayorías, en el marco de un modelo de democrático, pos-neoliberal y humanista; dando atención especial a entidades como el EdoMéx por su peso específico en la generación de la riqueza nacional
La Carta Robada
Por Emilio López Gámez (*)
Especial para Cananea TV
En los últimos años, en medio del cuestionamiento a la globalización “… se construyeron nuevos paradigmas que hace algunos años parecían fuera de la realidad (…) la soberanía energética, la soberanía alimentaria…” Claudia Sheinbaum Pardo. Diálogos por la transformación, diciembre 2023. En el modelo humanista que refiere Sheinbaum, es crucial la puesta en marcha de la soberanía alimentaria en México como país y en particular en el Estado de México. Dos ejes que se articulan con otros como el eje del gasto público.
Fortalecer el camino de la soberanía alimentaria implica una Política de Estado, aquella que trasciende cualquier sexenio, que implica crecimiento con desarrollo (crecimiento y desarrollo entendidos en los términos planteados en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024) y que pone en el centro al hombre y no a las variables de la economía, y sobre todo que parte de los intereses del pueblo y de las mayorías, en el marco de un modelo de desarrollo pos-neoliberal, humanista y democrático , por lo que, éste es un elemento central para la 4t.
La política de Estado busca el equilibrio entre los actores y actrices, que hacen que los planes y programas no se desarrollen con una visión cortoplacista sino con una visión de corto mediano y largo plazo. Por lo tanto, no es una política sexenal y al gusto de la burocracia o de las fuerzas económicas dominantes y mucho menos si esos poderes económicos y políticos nacieron y se desarrollaron privilegiando a élites a espaldas del pueblo de México.
Tampoco los programas federales pueden ser extrapolados a los Estados de la federación, ni tampoco implementar políticas públicas a los Estados de la federación, nacidas en el gobierno federal, como si se tratara de recetas, ya que cada una de las 32 entidades, requiere elaborar su propio modelo de desarrollo y articularse con el proyecto de nación.
ENTIDADES CON NECESIDADES PARTICULARES
Hoy más que nunca, es necesario la articulación del proyecto de nación, donde se dé un diálogo permanente entre las necesidades del país y su correspondencia con las necesidades de los Estados de la federación, por ejemplo, gobierno federal- Estado de México. Sin duda, uno de ellos es el que tiene que ver con la soberanía alimentaria, con la articulación de un conjunto de políticas públicas que no solamente involucran la superación de problemas nacionales y de los Estados de la federación, sino que también están asociados a una problemática internacional como es el caso de la producción de alimentos, dados los intereses de las grandes empresas y las estructuras del poder económico global alimentario.
En el ámbito nacional, en el actual proceso que sostendrá a la 4t, en las próximas elecciones por la presidencia de la república, estamos ante un cambio y también continuidad (en la Política de Estado), lo cual le imprime, a los Estados de la federación (como en este caso al Estado de México) un horizonte de época que se enriquecerá con sus particularidades.
Ejemplo de ello, son los programas sociales impulsados desde el ejecutivo federal que es muy significativa su continuidad a través de una Política de Estado más allá del sexenio federal, expresado ahora en los Estados de la federación que están iniciando. Que esas políticas se continúen en los Estados de la federación y que vayan ampliándose y abarcando otros campos, como las políticas públicas productivas y que articulen los proyectos nacionales con los estatales, exige un diálogo y una redefinición de relaciones entre el Estado y las estructuras de poder.
EDOMÉX Y SU PESO ESPECÍFICO EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
Las fracciones del capital en el Estado de México y el diálogo permanente y necesario entre el gobierno estatal y los poderes económicos: resulta por demás obvio que cada actividad económica en el estado de México tiene un peso específico en la generación de la riqueza y en la definición de políticas públicas. Por ejemplo, en el caso del PIB estatal las diferencias son muy grandes entre el PIB del campo y otras, por ejemplo, el PIB de las manufacturas, el comercio, los medios de comunicación, el transporte, financiero, la construcción y otros.
La mayoría de esas estructuras son estructuras de poder económico y político, y como se plantea en el PND es necesaria una separación entre el poder económico y el poder político( para eliminar corrupción) pero se deriva la necesidad de un diálogo muy profundo entre el gobierno estatal y estos poderes, para poner en marcha los cambios de la 4t, porque además los intereses entre subsectores del capital y fracciones son relaciones muy fibrosas, que están articulados en todas las ramas de producción (por ejemplo agricultura-industria) .Pretender buscar cambios en la producción rural atenta contra intereses industriales, por ello la transformación exige diálogo.
Por ejemplo, la industria manufacturera del Estado de México es 12 veces el PIB del sector primario; el sector comercio es 20 veces el PIB del sector del campo; el sector financiero es 2 veces el PIB agropecuario; el sector de la construcción es 3 veces el PIB del campo, es decir, son sectores que tienen mucho peso en las políticas públicas (tanto en el Estado de México como a nivel nacional), por ejemplo, en la política alimentaria.
Es imprescindible que el eje de la política de Estado articule las necesidades nacionales y estatales (agricultura-industria) en la producción de alimentos y hacer frente a las presiones e intereses del poder global de los alimentos. Aquí en el Estado de México, es crucial la producción de maíz blanco y amarillo (sobre todo, la producción que relacione la sustitución de las importaciones, sin transgénicos y glifosato) lo que requiere de la interacción de los ejes de la política de Estado, del eje de la soberanía alimentaria; implica también la articulación en el manejo del eje del gasto público rural; la relación con el eje de la organización campesina y el eje burocrático, de una nueva burocracia, joven, sana y capaz de diseñar y poner en marcha proyectos estatales y nacional.
(*) Doctor en Economía por la Universidad de Chapingo y experto en temas agrarios.
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