Vecinos y amigos, demandan justicia
El deceso de la profesora María Guadalupe Guzmán, de 69 años, se suma a la lista de feminicidios cuyos antecedentes de violencia de pareja, son subestimados por las autoridades para reclasificarlos como homicidios o muertes por causas patológicas; desde hace un año la hoy occisa denunció ante el MP del peligro que corría sin que se castigara al responsable que se encuentra en libertad y libre de toda sospecha
Investigación Especial de Cananea TV
ECATEPEC DE MORELOS, EDOMÉX.– Vecinos de la colonia Jardines de Santa Clara, Primera Sección, de este municipio, vieron atónitos la noche del pasado sábado, salir de la casa marcada con el número 42 de la calle 19, el cuerpo sin vida de la maestra María Guadalupe Guzmán quien constantemente sufría de violencia física y psicológica por parte de su pareja, Ignacio Sánchez Urbina.
Lupita, como era conocida entre sus amigos y vecinos la profesora pensionada de 69 años, tenía una semana de haber egresado de la clínica 76 del Seguro Social, luego de permanecer varios días en el hospital por COVID-19; por lo que aún estaba convaleciente.
La Alerta Odisea
Cabe recordar que el pasado 7 de septiembre, amigas y vecinos de la maestra reportaron su desaparición, pues llevaban varios días sin saber de ella, por lo que fue activada la alerta Odisea.
Tras algunos días de búsqueda se descubrió que la profesora se encontraba hospitalizada y en un estado delicado, ya que padecía de hipertensión, diabetes y problemas cardiacos.
“Ella no tiene familiares, no hay hermanos, ni hijos. Solo vivía con su pareja, que es más joven; él tiene 56 años de edad y hay una ahijada pero prácticamente está sola, por eso nosotros siempre estábamos al pendiente, porque este hombre la maltrataba mucho”, reveló a Cananea TV una de sus amigas.
Mientras tanto, la diputada federal del Distrito XI, María Eugenia Hernández Pérez, quien también conocía a la maestra, informó que era una profesora muy querida en la comunidad por su activismo político y ayuda al prójimo.
Autoridades ya tenían conocimiento
En abril del 2019, María Guadalupe acudió al Centro de Justicia para las Mujeres con sede en Ecatepec, perteneciente a la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, a fin de solicitar protección ya que temía que Sánchez Urbina la asesinara.
Sin embargo, tras varios meses de ausencia y distanciamiento con su pareja éste regresó a vivir con ella.
Desde entonces vecinos informaron a este medio de comunicación que constantemente escuchaban gritos al interior del domicilio e incluso aseguran que desde el pasado viernes no pudieron dormir, pues se oía como este sujeto aventaba cosas y le gritaba a la hoy occisa.
De hecho, todo indica que su pareja se encargó de mantenerla aislada de sus vecinos y amigos, aprovechando su quebrantando estado de salud y su avanzada edad.
Amigos cercanos a la víctima revelan que la tarde del sábado recibieron una llamada de la ahijada de la profesora, quien les informó que su madrina “se había puesto mal”, por lo que de inmediato solicitaron una ambulancia.
Sin embargo, al arribar al interior del domicilio el cuerpo de paramédicos de la Unidad de Protección Civil del municipio de Ecatepec encontraron a la mujer sin vida y con varios hematomas en el cuerpo. Fuentes cercanas a la profesora revelan que falleció alrededor de la una de la tarde.
Pareja agresora queda en libertad
“Cuando llegué a su casa, su marido no me dejó entrar. Esperé a que salieran los paramédicos que ya estaban al interior de la casa y al preguntarles por su estado de salud, ellos nos informan que ya tenía como cinco horas de muerta”, advirtió una de las amigas cercanas a María Guadalupe.
Por lo que a la vivienda llegaron elementos de la policía municipal, estatal y el médico forense para trasladar el cuerpo de la maestra y con ello determinar las causas que provocaron su muerte.
Mientras tanto el presunto agresor fue trasladado al Centro de Justicia de San Cristóbal, Ecatepec para rendir su declaración y desgraciadamente los temores de los vecinos terminaron por confirmarse en el sentido de que las autoridades desestimaron los antecedentes de violencia y las condiciones deplorables en que los paramédicos la encontraron muerta y, como en otros tantos casos que han sucedido en el violento municipio, lo dejaron en libertad.
Los resultados de la necropsia
De acuerdo con los resultados de la necropsia, María Guadalupe, falleció a consecuencia de un aneurisma cerebral; sin embargo, durante su declaración Sánchez Urbina, aceptó ejercer violencia física contra la profesora, incluso antes de que ésta enfermara de COVID-19. De hecho, el cuerpo presentaba diversos moretones en abdomen y brazo derecho.
Vecinas de la hoy occisa revelan que la maestra utilizaba marcapasos y su esposo la tenía en un total abandono. “Siempre ejercía violencia contra ella con el propósito de quedarse con su casa”, advirtieron.
Una persona muy apreciada en su comunidad
Desde la tarde de este domingo, un grupo de colonos llegaron con cartulinas y una corona a la entrada del andador donde vivía la maestra e informaron que no descansarán hasta que se haga justicia y se castigue a Sánchez Urbina por la violencia que ejerció durante años contra su amiga y vecina.
Botones de pánico, mera política ficción
En lo que va del año en Ecatepec se han cometido ocho feminicidios; empero, las autoridades municipales celebran que la cifra de mujeres fallecidas esté a la baja.
Quizá la historia de Lupita para el gobierno municipal hoy no se sume a su estadística feminicida pero para los vecinos y amigos la muerte de la profesora no quedará impune.
Hoy Lupita no alcanzó a recibir uno de mil botones de pánico, que dice el alcalde de Ecatepec, Fernando Vilchis Contreras entregará a las mujeres en situación vulnerable o de riesgo por violencia de género.
Pero sin duda, no es con botones de alerta que costarán más de seis millones de pesos, como se evitará que los agresores sigan en la impunidad, sino con la labor decidida de las autoridades tanto municipales como estatales para castigarlos.
En el caso de Lupita, “el botón de pánico” se encendió desde hace más de un año ante la Fiscalía Estatal y el agresor retornó con la víctima ante la indiferencia oficial. La muerte de la profesora encierra un sinfín de dudas por aclarar, como tantos otros feminicidios que han terminado clasificados como homicidios o muertes patológicas.