Con el T-MEC, Estados Unidos Trata de Vulnerar Nuestra Soberanía Alimentaria

Peligro latente consumo de alimentos transgénicos

Pretextando el acuerdo comercial, el país vecino busca imponernos la compra de maíz transgénico para la alimentación de millones de mexicanos, lo que representa un riesgo para su salud; organizaciones campesinas han otorgado todo su apoyo a los decretos de la 4T, que prohíben lo mismo el uso de glifosato como de semillas transgénicas, proponiendo impulsar una política agroecológica que ofrezca a la población alimentos de calidad y apoye la autosuficiencia alimentaria

La Carta Robada

Por Emilio López Gámez (*)
Especial para Cananea TV

Para Max Weber en su libro Estructuras de poder, comenta: “El comportamiento hacia el exterior de las estructuras de poder…” se motiva por el prestigio, “…aparte de los mencionados intereses económicos directos que, por cierto, se dan allí donde existen sectores que viven del ejercicio del poder político” (que como sabemos en los EUA van de la mano del poder económico).

En la última semana de agosto del 2023, las organizaciones integrantes del Movimiento Campesino, Indígena y Afromexicano Plan de Ayala Siglo XXI (MCIAPASXXI ) dieron a conocer su apoyo al gobierno mexicano en cuanto a la prohibición de maíz genéticamente modificado en nuestro país. En este sentido, señalaron que “… reconocemos y respaldamos la decisión tomada desde la Presidencia de la República y nos mantenemos atentos al camino que tome el Panel de Controversia interpuesto por el Gobierno de los Estados Unidos que en el marco del T-MEC, intenta hacer valer los intereses económicos de las trasnacionales en contra de la salud de los mexicanos.”

Estados Unidos busca imponernos consumo de su maíz modificado

Desde 2020, México tomó la decisión de prohibir la importación de maíz transgénico; México prohibió la producción e importación de maíz genéticamente modificado para 2024, sólo tendría permitido usarse para alimentación animal y para procesamiento en diversas industrias, esto mientras encuentran sustituto al grano transgénico. Pero ha sido durante el 2023 cuando este debate se ha agudizado.

Para la Campaña Sin Maíz No hay país (CNSMNHP), en su posicionamiento del 25 de agosto del 2023, señaló: “El decreto presidencial que ordena la sustitución progresiva del uso del herbicida glifosato y la prohibición del maíz genéticamente modificado (GM), publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado 31 de diciembre de 2020, inició la oportunidad histórica de materializar cambios profundos ante el modelo neoliberal y ante la llamada “Revolución Verde”.

Las presiones del gobierno de Estados Unidos y de las corporaciones agroalimentarias a las que representa, iniciaron tan pronto apareció el primer decreto, y desembocaron en una petición de consultas técnicas en junio de 2023, cuestionando las bases científicas en que se sustenta dicho decreto. A partir de entonces se han presentado las pruebas necesarias y el gobierno mexicano ha propuesto incluso realizar una investigación conjunta con el propósito de analizar los daños ocasionados por el glifosato y los maíces transgénicos a la salud humana. La respuesta del gobierno estadounidense ha sido: NO.”

LA SALUD DE LOS MEXICANOS NO TIENE PRECIO

En general podríamos decir que el movimiento campesino coincide en el punto en que: nuestra salud no tiene precio, por lo que se considera importante la defensa de México como centro de origen del maíz; el maíz como parte esencial de la alimentación de los mexicanos y el rescate de nuestras semillas nativas. Los cultivos transgénicos constituyen un riesgo para el maíz nativo ancestral, pilar de la gastronomía mexicana. Por lo que se requiere consolidar la soberanía alimentaria desde una perspectiva agroecológica, sin agroquímicos y sin transgénicos.

Se pretende legalizar atentado al maíz criollo

Para la Central de Organizaciones Campesinas y Populares (COCYP), el “Panel de Controversia” del T-MEC que promueve el gobierno de los EEUU, en representación de sus monopolios económicos, tiene como objetivo someter la soberanía de México a sus intereses particulares. Por ello, demandan la instalación de este mecanismo de solución.” “Hoy resulta que México, no solo no puede producir todos los alimentos que necesita su pueblo, tampoco puede negarse a comprar productos de dudosa calidad alimentaria que producen los vecinos, con semillas alteradas genéticamente.

Hoy Los empresarios gringos quieren obligar a nuestra nación a seguir comprando alimentos que ellos producen y son un riesgo para nuestra salud” .Para el movimiento campesino, En esta “…controversia comercial, las autoridades mexicanas tienen todo nuestro respaldo, en la discusión que habrá en dicho Panel de Resolución sobre esa controversia presentada por el gobierno norteamericano, en respuesta al decreto presidencial mexicano que prohíbe la producción y consumo de alimentos transgénicos ya que se ha demostrado por investigadores, sus efectos negativos en la salud humana, así como la afectación que provoca la siembra de semillas modificadas al desarrollo de variedades criollas, nativas de México, maíz y frijol, amenazadas por contaminación durante la polinización por semillas modificadas genéticamente.” Todo en contraparte al argumento, de parte de EUA de que, la posición del gobierno mexicano carece de soporte científico.

Para todos estos actores y actrices del movimiento campesino y diversos grupos está muy claro que: “Enfrentamos lo que se anunciaba desde la firma del TLCAN (hoy T-MEC): la imposición de decisiones que beneficien a Estados Unidos y Canadá a través de la extracción de bienes comunes y de modelos que responden a sus intereses económicos sin respetar las necesidades y decisiones de México.

Se trata de estar por encima de la autonomía esencial de una nación, de su soberanía” (CNSMNHP) “Lo que se pretende a través del T-MEC -ahora evidenciado con la petición de este panel de controversia- es imponernos un modelo agroalimentario y enajenar nuestro derecho soberano a decidir qué comer, cómo producir nuestros alimentos y qué importar”.

Resulta por demás evidente que México se enfrenta a una estructura de poder de países que se sienten los dueños del mundo, como señala COCYP: “Hoy los empresarios gringos quieren obligar a nuestra nación a seguir comprando alimentos que ellos producen y son un riesgo para nuestra salud.” O como sostiene la Campaña: “México es hoy una voz que se une a la de millones de personas que en el mundo demandan alternativas para recuperar la dignidad, el derecho a decidir qué comer, el derecho al agua, el derecho a un medio ambiente sano y sustentable, el derecho a la información, en suma, el derecho a la vida.

La Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País reitera su posición: “NO a tratados comerciales que sirvan como pretexto a países extranjeros para enajenar nuestra soberanía. NO a un modelo agroalimentario depredador.”

(*) Doctor en Economía por la Universidad de Chapingo y experto en temas agrarios.

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