El gran capital impone sus reglas e intereses en el agro mexicano
En México, el gasto rural se ha constituido, sobre todo en el periodo neoliberal, en un instrumento de poder y de control económico y político de los grandes intereses privados locales, en vez de ser un instrumento de desarrollo; actualmente se combina con los intereses del poder global de los alimentos donde radican los intereses de las grandes empresas transnacionales, gobiernos y los intereses de los grupos nacionales
La Carta Robada
Por Emilio López Gámez (*)
Especial para Cananea TV
De acuerdo a Paula Vidal Molina y Fernanda Kilduff en su ensayo “Estado y políticas públicas en la Contemporaneidad: reflexiones desde la teoría del valor” (Revista Izquierdas, 49 , mayo 2020), comentan que los análisis (desde la perspectiva de la teoría del valor trabajo) de las políticas del Estado y los fondos públicos, permiten develar la función que cumple el Estado y sus instrumentos como el fondo y las políticas públicas, en la reproducción de este sistema.
En tanto que, por otro lado, “… abunda la producción centrada -al menos- en la mejora de la planificación, gestión, evaluación e innovación de estas de cara a la gobernabilidad. La crítica queda en el nivel del diseño, ejecución y evaluación de estas y los gobiernos, evitando caer en una crítica radical del modo de producción capitalista y develar la función que cumple el Estado y sus instrumentos como el fondo y las políticas públicas, en la reproducción de este sistema.”
Ese es el tema que precisamente nos interesa destacar, ya que en La Carta Robada hemos comentado con anterioridad este tema en torno al presupuesto rural en México, en donde el gasto rural se ha constituido (sobre todo en el periodo neoliberal) en un instrumento de poder y de control económico y político de los grandes intereses privados locales, lo que debería ser un instrumento de desarrollo. En él se combinan con los intereses del poder global de los alimentos donde radican los intereses de las grandes empresas transnacionales y gobiernos y los intereses de los grupos nacionales.
Es muy importante caracterizar a estos grupos para aproximarnos a la situación real de la acumulación del capital, sus formas actuales de reproducción y definir con claridad a quienes nos estamos refiriendo en las condiciones actuales, aunque el lector de La Carta Robada podrá encontrar muchos ejemplos de la identificación de esos grupos y sus intereses en torno al presupuesto y el papel que el Estado ha jugado tanto en el periodo neoliberal, así como en el periodo del actual sexenio.
En lo que ha sido la apropiación de los recursos del presupuesto en el último medio siglo, la clase más altamente capitalizada del campo, la agroindustria y de la industria los que se caracterizan por “…por poseer medios de producción; estos se apropian de riqueza social por medio de la plusvalía, controlan el proceso de trabajo y fungen como clase dominante” (Osorio Jaime, Fundamentos del análisis social. La realidad social y su conocimiento. FCE. UAM-X.). Estos grupos no son homogéneos, se estructuran “… en fracciones de clase que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en la reproducción del capital; se organizan en grupos humanos que se especializan en las diversas etapas para acelerar la reproducción del capital.” Por ejemplo, fracciones del capital como la financiera, industrial, comercial y agraria que se apropian del territorio nacional y de todas las estructuras de los diferentes mercados y del mercado en su conjunto.
En un ámbito más aislado, se encuentran otras clases como la campesina que de acuerdo a Osorio es una “… clase que posee medios de producción (tierra), se apropia de riqueza social bajo las formas de producción mercantil simple, controla a su vez el proceso productivo y se ubica en las clases dominadas”.
LOS ESTRATOS MÁS POBRES DEL AGRO
Esto último hace que instrumentos como el gasto público, en donde la expresión más relevante es el Programa Especial Concurrente (PEC) y que en el actual sexenio ha visto mejorado los montos que va dirigidos a estos estratos de productores, sobre todo los estratos más empobrecidos como el estrato 1 que son productores de autoconsumo (que no tienen vínculo con el mercado), así como los estratos de productores 2 y 3 que tiene vínculos marginales con los mercados, pero que están empobrecidos, al momento de recibir sus apoyos a través de los programas del actual sexenio, estos recursos son disminuidos y en algunas situaciones se les roban, dada la gran fuerza de las fracciones de los grupos altamente capitalizados que ejercen un poder de dominio tanto en el aparato político como en el campo económico. Es conocido el caso de SEGALMEX.
Tienen por otro lado, el control de los bancos, el control de la producción y comercialización de insumos para las actividades agropecuarias, controlan instituciones de investigación, los productos de las nuevas tecnologías tienen un gran poder en las Cámaras y no se diga al interior de las burocracias actuales.
Y aunque hay cambios importantes en el actual gobierno en el manejo del presupuesto; juega también en contra que varias de las acciones gubernamentales, se orientan a la entrega de apoyos individuales y rechazan el sentido colectivo y la visión de la organización campesina e indígena para las actividades rurales en el campo, que por otro lado, son estructuras colectivas que se pueden situar en el terreno político contra los intereses de los grandes fracciones del capital que lo mismo superexplotan a los jornaleros, que destruyen montes, cerros y subsuelo en la extracción de recursos de los campesinos y los indígenas.
Tales orientaciones de la burocracia federal actual y la de algunas entidades gobernadas supuestamente por la izquierda, fortalecen peligrosamente a la derecha e impiden enfrentar al poder alimentario global y local.
El PEC y el gasto rural como un todo no sólo es un tema de montos y de dinero, es insuficiente un análisis cuantitativo es, sobre todo, un tema de poder en general y del poder económico y político. El Estado mexicano tendrá que caminar en el sentido de erradicar esos lazos, esas redes que obligan a la reproducción del capital como es en las condiciones actuales.
(*) Doctor en Economía por la Universidad de Chapingo y experto en temas agrarios.
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