La Historia de Cancún y de Quintana Roo

Por Salvador Ramos Bustamante

Con motivo de los cincuenta años del proyecto Cancún, se preparan conferencias, libros, fotografías, videos, narrativas, anécdotas y otras actividades conformando un rompecabezas con aportaciones subjetivas de acuerdo a las visiones y experiencias personales de los participantes de este acontecimiento.

Hablar de Cancún, es abordar la historia de Quintana Roo en esa etapa donde la conversión de territorio a estado libre y soberano se dio paralelamente al nacimiento de Cancún. Las conferencias organizadas por la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, presentan la opinión de quienes gobernaron el municipio y el estado y de algunos funcionarios federales, pero es la visión desde el poder, obviamente parcial y de acuerdo a sus intereses.

Lo que realmente se requiere es un debate de ideas y análisis en torno a la historia económica, social y política del municipio y de la entidad.

Además de los antecedentes y del proceso de formación de esta región del país, es necesario conocer las luces y sombras de una comunidad inmensamente rica en recursos naturales y zonas arqueológicas con un crecimiento económico impresionante, de gente venida del resto del país muy trabajadora, de empresarios muy comprometidos con el destino y de cientos de historias de éxito.

Pero también es la historia de una comunidad con desigualdad extrema, donde la corrupción de funcionarios, empresarios y otros actores crearon muchos empleos mal pagados, condiciones de pobreza, atraso y rezago en las comunidades campesinas e indígenas y de las colonias populares, con un impresionante ingreso per cápita, pero acumulado en las minorías locales y trasnacionales.

Cancún, la otra cara del paraíso

Del “desarrollismo voraz”, que avanza a pasos agigantados con la selva de cemento, hoteles, centros comerciales, desarrollos inmobiliarios, desmontando grandes hectáreas de selva, arrasando con los manglares y humedales, con los árboles milenarios, estableciendo  instalaciones turísticas en los cenotes, cuevas y grutas, grandes negocios orientados al turismo, dejando casi siempre al margen a los pobladores indígenas dueños de la tierra y a los quintanarroenses y mexicanos imposibilitados de pagar los altos precios impuestos en la visión mercantilista de los propietarios de estas instalaciones.

La comunidad Quintanarroense debe examinar la historia para conocer los aciertos y los errores, adquirir conciencia del éxito económico y el fracaso social.

De la responsabilidad de quienes tuvieron las riendas del estado en sus manos y abusaron del poder, algunos presos, otros prófugos y casi todos bajo sospecha de enriquecimiento ilícito, de los empresarios beneficiarios de la sobre explotación de la mano de obra, con salarios de hambre, jornadas fuera de la ley, contratos de protección de un sindicalismo golpista y mafioso, con una descomposición acelerada, donde la inseguridad y la violencia se ha apoderado de todo el territorio. Bien vale la pena saber de dónde venimos, conocer la situación actual y definir colectivamente hacia dónde queremos ir.

En los próximos días, escribiré mis experiencias, desde que llegué en 1973 al entonces territorio y hasta nuestros días, bajo la visión de mi participación sindical y política, donde conocí los entretelones del mundo donde se toman las decisiones y a muchos de los protagonistas de esta joven historia de la que formó parte como muchos hombres y mujeres del pueblo: periodistas, analistas e investigadores que han registrado los destellos de bellezas incomparables, y de la transformación de la mano del hombre.

La transformación de la naturaleza para enriquecimiento de algunos

Compartiré con los lectores mi testimonio de aquellas personalidades que apostaron su presente y futuro a Cancún, de aquellos que con su contribución consolidaron el progreso de esta ciudad. Compartiré pasajes de la historia dignos de ser recordados por todos, pero también hablaré de la miseria humana de una minoría rapaz. Pues dicen que la historia no perdona, registra todo lo bueno, pero también todo lo malo y estamos bajo su escrutinio permanente.

Hubo varias etapas, desde los propietarios originarios -los mayas y los pobladores iniciales-, de las comunidades que se fueron formando en todo el territorio, otro grupo que llegó a trabajar en las obras de construcción y se registraron como los pioneros.

Otros que llegamos en los últimos días del territorio y vivimos la conversión a estado y la creación de los primeros municipios, el arranque de la zona hotelera, los ciclones, la llegada de los campesinos del Estado de Durango para la formación del ejido Alfredo V. Bonfil, la conformación del primer ayuntamiento que presidió don Alfonso Alarcón Moralí y después otras generaciones, los que nacieron y muchos que fueron y siguen llegando con la esperanza de una vida mejor y deslumbrados por las playas de fina arena, el mar de varias tonalidades de azul y la derrama económica de millones de turistas de todo el mundo y de todas las regiones de nuestro país.

Alfonso Alarcón Moralí, Primer Alcalde de Cancún

Las diferencias sociales, son abrumadoras, el mármol y la elegancia de los grandes hoteles, choca con las casas con piso de tierra o las diminutas casas de interés social, apretujadas, sin vegetación, como enormes planchas de concreto.

Playas privatizadas, las pocas que son públicas, bloqueadas para la población, un ejemplo; la de Casa Maya en Cancún, donde particulares mandaron colocar barras de cemento y de metal para impedir se estacionen, les molesta el gentío y los vehículos casi amontonados de quienes asistimos a esa playa cercana a sus residencias y con la total complicidad del ayuntamiento, de FONATUR y de otras autoridades.

Y así pudiéramos relatar todos los espacios recreativos para el turismo y casi prohibido para los mexicanos de bajos ingresos. Por ello cuando los beneficiarios se regocijan del éxito económico de esta región del país, otros los vemos y los escuchamos en total desacuerdo.

Con una reflexión colectiva, responsable y humanista pudiéramos planificar cambios radicales, para abatir la desigualdad social y repartir de mejor manera los beneficios producidos por el turismo. Priorizando el desarrollo de proyectos económicos sustentables, democratizando la política, incluyendo a todos los sectores= sociales en el desarrollo económico; con esto contribuiríamos a aminorar la violencia que tiene su caldo de cultivo en las desigualdades sociales y en la falta de solidaridad comunitaria; con esto y desde luego con un cambio en la forma de hacer política en Quintana Roo.

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