Un Error Impulsar Autosuficiencia Alimentaria en México Con el Uso de Glifosato y Transgénicos

Glifosato y transgénicos, beneficios solo a trasnacionales

Se están anteponiendo los criterios de abasto de granos producidos por la agricultura industrial y no de productos del campo, nutritivos, suficientes y de calidad, tal como lo define el artículo 4 de la Constitución; en la 4T, existen resistencias de funcionarios que en su momento defendieron el uso de los agroquímicos, como fueron los casos de Alfonso Romo, Julio Scherer y Víctor Villalobos, por lo que debe proseguir la batalla por alentar la agroecología en pro de una alimentación sana del pueblo de México

 La Carta Robada

 Por Emilio López Gámez (*)
Especial para Cananea TV

 En su obra La crítica de la razón instrumental, Max Horkheimer realiza un análisis profundo de la modernidad. La perspectiva “científica” de la razón instrumental es que las cosas tienen valor en tanto tengan utilidad. Para las transnacionales el glifosato y los transgénicos tienen valor porque son útiles para sus negocios. La razón instrumental refiere la razón del pensamiento calculador, pragmático y técnico, por ello es un instrumento de dominio.

En torno al decreto del 13 de febrero del 2023, la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País, señala que se está exigiendo a México “Evidencia científica”, en torno al glifosato y el uso de transgénicos: “Diversos funcionarios de Estados Unidos han señalado que México tendrá que presentar evidencias científicas en relación con los daños a la salud del maíz transgénico. Estas evidencias ya existen, señalan en la Campaña (…) Sin embargo, ni el gobierno estadounidense ni las empresas consideran válidos estos estudios” (…) Nos quieren llevar a un callejón sin salida.”  Ya sabemos que los resultados “científicos” de las transnacionales, vienen de los centros de investigación y de los miles de científicos a sus órdenes. Escribe Horkheimer: “El avance progresivo de los medios técnicos se ve acompañado por un proceso de deshumanización”

Agricultura industrial atenta contra pequeños productores

Pero la máscara “científica” queda al descubierto al revelar los intereses de los involucrados: Víctor Manuel Toledo, exsecretario de la SEMARNAT, en entrevista con Carmen Aristegui (15 de febrero 2023), en relación al decreto del 13 de febrero del 2023, declaró que el proceso que llevó, siendo él entonces funcionario del gobierno, al decreto anterior del 31 de diciembre del 2021, antecedente del  hoy decreto del 13 de febrero, en torno a la prohibición del glifosato y los transgénicos, fue sinuoso y que funcionarios al interior del gobierno se opusieron a ese decreto.

Ese decreto, mencionó Toledo, costó sangre, sudor y lágrimas: “…porque adentro del propio gobierno enfrentamos a tres de nuestros propios colegas, Alfonso Romo, Julio Scherer y Víctor Villalobos, que todavía es Secretario de Agricultura…”. Ello nos permite identificar que en el gobierno “hay mil batallas” (dice) y una de ellas es el tema de la alimentación. Podemos decir que esa historia sigue.

Un aspecto muy relevante del pronunciamiento de la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País, frente al Decreto del 13 de febrero de 2023, que deroga el del 31 de diciembre del 2020, es el que nos lleva a plantearnos sobre las estrategias que hay que construir a partir de este decreto. Los resquicios nos llevan “…a participar de forma decidida para lograr leyes con sus respectivos reglamentos, así como políticas públicas que permitan acciones legales y sanciones”. Y seguro el triunfo en este proyecto implica otras luchas.

¿SUFICIENCIA EN EL ABASTO, VERSUS AUTOSUFICIENCIA ALIMENTARIA?

En relación al tema de la autosuficiencia alimentaria el pronunciamiento señala que respecto a ese tema, el artículo octavo del nuevo decreto (13 de febrero) señala “…que la implementación de alternativas para la sustitución gradual de maíz genéticamente modificado para alimentación animal y de uso industrial para alimentación humana se deberá realizar con base en criterios de suficiencia en el abasto, en congruencia con las políticas de autosuficiencia alimentaria del país…”

“Por tanto, es indispensable establecer políticas públicas congruentes y transversales con su respectivo presupuesto, que garanticen que en un plazo perentorio habrá autosuficiencia permanente de maíz no transgénico para la cadena alimenticia en su conjunto.” (el contenido de estos últimos renglones es clave)

Al respecto, hay que observar que la estrategia del gobierno, por lo menos desde mediados del año pasado, ha puesto su énfasis en el tema del abasto de granos ante la situación coyuntural de inflación, no por nada en el mencionado artículo del párrafo anterior se señala “…con base en criterios de suficiencia en el abasto…

Abasto a cualquier costo, pone en peligro salud de los consumidores

Pero ahí podemos ubicar un tema que hay que aclarar:  La soberanía alimentaria, la cual tiene como centro no solo que el país tenga independencia en la producción interna de alimentos, pasando por la autosuficiencia alimentaria, sino fundamentalmente que esa producción tenga la característica central de que esos productos sean producidos de forma nutritiva, suficiente y de calidad, como está definido en la Constitución (artículo 4to) lo cual no se puede lograr con la agricultura industrial.  

A REPLANTEAR ESTRATEGIA AGRÍCOLA

Derivado de ello, la autosuficiencia alimentaria implica esa característica de que la producción se realice en términos como quedan caracterizados en el concepto de soberanía alimentaria. Por lo que rechazamos contundentemente que la visión dominante en la producción agrícola   impulse la autosuficiencia alimentaria a partir de producir alimentos con glifosato y transgénicos.

¿Qué es lo que está de fondo en el debate de la inflación? Nos preguntamos por qué es importante relacionar el programa del control contra la inflación y los temas del uso del glifosato, los transgénicos y la producción e importación de granos.  La respuesta es que, si se pone el énfasis en el abasto de granos (para contener la inflación) entonces pasa a segundo término el poner el énfasis en preguntarnos ¿cómo se producen esos alimentos en México o en los Estados Unidos? Aquí debemos centrarnos o se deja abierto que se acepte que se importen o produzcan granos en los cuales se use glifosato o semillas transgénicas.   

En ese contexto no se puede perder de vista que la estrategia de producir alimentos de buena calidad y nutritivos no puede detenerse y eso es parte de lo que defendemos. Consideramos que hay que retomar y reorientar la estrategia del gobierno que el Presidente planteó al principio del sexenio (caminar rumbo a la soberanía alimentaria, que implica la autosuficiencia alimentaria y el rechazo al glifosato y los transgénicos).

En estos momentos de la coyuntura, con la amenaza alimentaria, está cambiando esa estrategia (¿expresión de las mil batallas que refiere Toledo?) dando prioridad no a cómo se producen, por ejemplo, los granos (usando glifosato o no) porque lo que se está impulsando es abastecerse de granos y en lo que debemos enfocarnos es en transitar hacia otras formas de agricultura, como la agroecología, y mientras tanto encarar las dificultades que nos plantea la coyuntura internacional y saber bregar con las presiones de los grupos privados locales y las empresas transnacionales.

(*) Doctor en Economía por la Universidad de Chapingo y experto en temas agrarios.

 

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