Vanessa Prieto omite la lucha contra el influyentismo de la 4T
Aunque parezca increíble y ante la indiferencia del Director, Luis Antonio Ramírez Pineda, con quien come de manera frecuente, la peruana Vanessa Prieto, Subdirectora de Atención al Derechohabiente, ha utilizado a trabajadores para que le manejen y realicen labores ajenas a su función como hacer sus pagos personales, pasear a sus familiares y amigos, lo mismo que pintar departamentos de su propiedad y hacer labores de electricidad y plomería; quien se ha atrevido a pedirle un trato de respeto y digno, ha sido despedido alegando órdenes de austeridad del presidente
El Diván de la Utopía
Por I. León Montesinos
Especial de Cananea TV
Mientras el pasado 5 de julio el Director General del ISSSTE, Luis Antonio Ramírez Pineda –precandidato al gobierno de Oaxaca–, recibía el Certificado Oro de Igualdad Laboral y No Discriminación, a las puertas de Palacio Nacional un hombre solitario efectuaba su frecuente denuncia por el despido injustificado de la institución “certificada” en respetos laborales, con la esperanza de obtener justicia del Presidente López Obrador y recuperar su empleo.
Presente en la entrega del reconocimiento se encontraba la Subdirectora de Atención al Derechohabiente, Vanessa Prieto Barrientos, nada menos que la responsable de la documentada discriminación laboral y despido a Javier Santiago Mejía, empleado al que la servidora pública de origen peruano utilizó de manera denigrante como chofer y sirviente particular, obligándolo a realizar funciones ajenas a su puesto burocrático. Haber solicitado un trato más digno y respetuoso a la funcionaria le costó ser despedido por sus incondicionales, pretextando la austeridad de la 4T.
Desde el 15 de octubre del 2019 en que fue cesado de forma arbitraria por los testaferros de Prieto Barrientos, Santiago Jiménez no ha dejado de tocar a las puertas de Palacio Nacional en demanda de justicia, pues sabe de sobra que lo suyo es un atropello y la razón le asiste.
Denuncias presentadas ante el Órgano de Control Interno del ISSSTE y la Presidencia de la República por el afectado, así como videos grabados a lo largo de nueves meses que duró el calvario de vejaciones al humilde empleado que laboró por 10 años en el Instituto, en el modesto cargo de Asistente Administrativo en Salud A6, permiten sustentar sus dichos y establecer la cronología de calamidades que iniciaron cuando en enero del 2019, a la llegada de nuevos funcionarios de la 4T a la dependencia, fue asignado “solo por unas semanas”, según se le dijo, para que hiciera las veces de chofer temporal de la recién llegada, Vanessa Prieto.
CHOFER Y MIL USOS DE LA SOCIALITÉ
Santiago Mejía aceptó lo que se suponía sería una misión provisional, sin imaginar que la funcionaria terminaría empleándolo como su sirviente privado pues además de su chofer, debía hacer sus pagos personales, llevarla de manera cotidiana al gimnasio, realizar trabajos de plomería, pintura y electricidad en uno de sus departamentos y hasta pasear a sus familiares y amigos, cuando venían de visita a la CDMX.
Con un ritmo de actividades propias de una socialité, la alta funcionaria acudía a exclusivos restaurantes de Polanco y zonas del sur como Altavista, pero también gustaba de visitar a sus amigos en el popular edificio “Canadá”, por el rumbo de Patriotismo y Revolución.
Sin importar que la jornada habitual de Javier Santiago, un hombre de 57 años, era de 8;30 am a 7 pm, Vanessa Prieto le imponía de manera autoritaria y arbitraria, horarios por los que no se le pagaba horas extras. Y en el peor de los abusos, lo obligaba a llevarla a citas en restaurantes de Santa Fe, ya entrada la noche, sin importarle que el trabajador vivía hasta el municipio mexiquense de Ixtapaluca.
La funcionaria no le daba compensación alguna o apoyo para que Santiago Mejía pudiera trasladarse en taxi hasta su hogar, por lo que en diversas ocasiones llegó a su casa hasta la una de la mañana. Eso sí, al otro día debía pasar por la subdirectora al gimnasio, puntual a las 8,30 AM.
En todos sus años de laborar en el ISSSTE, confiesa el trabajador, nunca vio tal grado de excesos y discriminación, como tampoco una corrupción tan abierta por parte de un funcionario que además de cometer un abuso de poder a un subalterno, empleaba recursos públicos para su uso personal y destinaba tantas horas hábiles en desayunos, comidas y cenas.
La camioneta Ford Escape 2016, placas Z78 AFZ, formaba parte de los vehículos arrendados por la dependencia pero destinado para uso particular de la funcionaria, que además de no pagar siquiera la gasolina, desviaba de sus funciones a un empleado del instituto para servirle de chofer y otras labores de servidumbre.
DOCUMENTANDO LOS ABUSOS
Cansado de tantas humillaciones pero temeroso de perder su empleo, el único sustento de su familia, Javier Santiago decidió comenzar a documentar en videos grabados en su celular, todas y cada una de las “tareas” y “encargos” personales de su jefa inmediata, por lo que pudiera suceder más adelante.
En una de las grabaciones contenidas en un disco entregado a El Diván de la Utopía, el 11 de agosto del 2019 el trabajador registró su llegada las calles de Sierra Nevada en las Lomas de Chapultepec, donde se ubica –a su decir–, el domicilio de la funcionaria, teniendo la indicación de pasar por la camioneta que habitualmente usaba y que como ya se comentó, era pagada con recursos públicos. Ése día, tenía la orden de pasar a recogerla al aeropuerto.
Más adelante, el 21 de agosto, aparece una imagen donde el empleado muestra a las puertas de una institución bancaria, un recibo de gas de la empresa Natura Distribuidora S.A de C.V, a nombre de su jefa y que debía ser pagado en Banorte. Ese mismo día por tarde, Vanesa Prieto apeteció ir a comer a uno de los restaurantes de Pabellón Altavista, dando la indicación a su “chofer” de que se “tardaría unas tres horas”.
El 2 de septiembre, Santiago Mejía se desplazó al número 690 de la avenida Aquiles Serdán, en Azcapotzalco, al edificio Torres Aquiles donde la funcionaria tiene un departamento; la misión de ese día era que destapara una tubería, como en otras ocasiones fue cambiar lámparas o pintar paredes.
Con anterioridad, Javier Santiago había sido asignado como chofer de una amiga argentina que llegó a México como también instruido para pasear a familiares que llegaron del Perú y a los cuales debía obedecer en todo lo que le ordenaran.
El grado de influyentismo de su jefa superior inmediata, comenta el trabajador despedido, no estaba en tela de juicio pues él mismo fue testigo que varias veces se reunieron a comer el titular del ISSSTE, Luis Antonio Ramírez Pineda y Vanessa Prieto, en un restaurante por el rumbo de Insurgentes y Barranca del Muerto.
CLASE DE AVIACIÓN POR 60 MIL PESOS AL MES
Por eso también aguantaba los gritos y humillaciones de que era objeto por parte de la Subdirectora en sus oficinas. Y no que le quedaba de otra que cumplir con diligencia otros encargos como ir a pagar la colegiatura de una escuela de aviación que estaba por la colonia Federal, en las calles de Telégrafos y Correos, aledaña al aeropuerto de la CDMX.
Según se percató el trabajador, el sueldo de la funcionaria debía ser bastante generoso como para permitirle ayudar en el pago del curso de aviación de la hija de su pareja sentimental de apellido Foat, cuyo costo ascendía a los 60 mil pesos mensuales. De hecho, denuncia además que su función como chofer era extensiva también al novio de la Subdirectora.
Todas estas irregularidades fueron registradas por el empleado que el 11 de septiembre del 2019, decidió hablar con la influyente Subdirectora y hacerle ver que su conducta era totalmente contraria a la lucha contra la corrupción del presidente López Obrador, quien en su mensaje del 13 de junio de ése año, dejó en claro que en su gobierno no se permitirían la corrupción, el influyentismo, el amiguismo y el nepotismo.
Vanessa Prieto Barrientos congeló al “incómodo” empleado por atreverse a pedirle un trato digno y de respeto. El 15 de octubre del 2019 fue citado en el piso cinco de la sede de Buenavista, en la oficina de María Eugenia Alvarado Palomares, secretaria particular de la funcionaria, donde ya se encontraban Nancy Patricia Pérez Maldonado, Jefa de Servicios de Conciliación y Dictaminación de Quejas y Reembolsos, como también Roberto Ulises Mendoza Romero, Jefe del Departamento de Atención a Quejas Directas.
Todo ellos leales a Prieto, le mencionaron que en base a un Memorandum de fecha 3 de mayo del 2019, emitido por el Presidente de la República, y por motivos de “austeridad”, debía presentar su renuncia porque el gobierno federal iba a regresar los vehículos arrendados y por tanto ya no podría seguir trabajando como chofer. El empleado les hizo notar que su puesto no era el de chofer pues su plaza correspondía a la de Asistente Administrativo en Salud A6, y que tal comisión, se le dijo, sería temporal. Él había acatado tal orden contra su voluntad.
Javier Santiago se negó a firmar su renuncia y pidió a los funcionarios le entregaran por escrito los motivos de su cese, a lo que se negaron rotundamente, amenazándolo que no hacerlo perdería derechos como la parte correspondiente de su aguinaldo. Al día siguiente, al trabajador se le negó el acceso a las instalaciones y comenzó para él un viacrucis que prosigue hasta la fecha, por el solo hecho de haberse negado a aceptar una condición de vergonzosa servidumbre ante los abusos y caprichos de una funcionaria, cuyo proceder es contrario a los más elementales derechos laborales y humanos.
RECLAMO DE JUSTICIA A LAS PUERTAS DE PALACIO
El afectado ha entablado un juicio por despido injustificado y discriminación ante los tribunales correspondientes y no abandona el apostarse con habitual regularidad a las puertas de Palacio Nacional, esperando que Andrés Manuel López Obrador volteé a ver su caso, mismo que presentó en un escrito del 2 de diciembre del 2019 ante la Presidencia de la República y otras instancias como el Órgano de Control Interno del ISSSTE.
Su voz como la de tantas injusticias que se cometen en los entretelones de la 4T, espera ser escuchada por un gobierno que parece no solo cruzarse de brazos en el combate a viejas prácticas y abusos de poder, sino magnificarlos.
Y como broma de mal gusto, resulta increíble que ante las narices del precandidato a Oaxaca y titular del ISSSTE, Luis Antonio Ramírez Pineda y de Viviana Fernández Camargo, directora del Instituto Mexicano de Normalización y Certificación (IMNC) –organismo que entregó el reconocimiento al instituto–, Vanessa Prierto Barrientos tuvo el atrevimiento de expresar en el micrófono: “Hagamos del ISSSTE un espacio cada vez más seguro, cada vez más libre y cordial; basados en el respeto, la tolerancia y la cooperación…” “…para que en todo el país avancemos en la ruta para eliminar la injusticia e inequidad”.
Nada más alejado de la realidad. Y un doble lenguaje que muestra las dos caras de la moneda entre muchos funcionarios de la 4T que como el equipo cercano a Ramírez Pineda son la muestra de que el influyentismo y el amiguismo pervive, avasallando desde el poder a quienes solo tienen su empleo para poder subsistir.
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