Bolivia y Venezuela, gobiernos incómodos al imperialismo
La vigencia de varios gobiernos que conforman el núcleo del cambio de la época progresista en América Latina como por ejemplo en Venezuela y Bolivia, que han realizado profundas reformas sociales, económicas y políticas, llevan a plantear a autores como Atilio y Klachko, que esto abre un serio interrogante, teórico y práctico, sobre las razones por las cuales el imperialismo ha reaccionado con tanta furia y saña contra estos gobiernos
La Carta Robada
Por Emilio López Gámez (*)
Especial para Cananea TV
Atilio Borón y Paula Klachko en el ensayo Sobre el “Pos-progresismo” en América Latina: aportes para un debate (Tareas, núm. 156, mayo-agosto, 2017, pp. 43-70 Centro de Estudios Latinoamericanos “Justo Arosemena” Panamá, Panamá), abordan una gran polémica que se ha desarrollado en América Latina sobre el progresismo.
Paula Klachko
Atilio y Klachko debaten con Massimo Modonesi y Maristella Svampa que se han propuesto pensar al post-progresismo en América Latina. Para Borón y Klachko llama poderosamente la atención que al analizar el tema no se puede pasar por alto, la vigencia de varios gobiernos que conforman el núcleo duro del cambio de época progresista en América como, por ejemplo, Venezuela y Bolivia entre otros, gobiernos que han realizado profundas reformas sociales, económicas y políticas. Atilio y Klachko se preguntan: “…Si las multitudinarias concentraciones que supieron realizar el PT brasileño, el MAS boliviano o el Frente para la Victoria (FPV) en Argentina, o el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) en México, ¿fueron sólo producto de la subordinación clientelística de las masas o expresaban algo más?”
Para Atilio y Klachko, estos países asumieron posturas y ejecutaron políticas radicales en lo económico y social, construyeron notables constituciones que profundizaron la calidad democrática de sus países. Para los autores, comentan, esto abre un serio interrogante, teórico y práctico a la vez, acerca de las enigmáticas razones por las cuales, el imperialismo ha reaccionado con tanta furia y saña contra estos gobiernos.
NUEVA IZQUIERDA LATINOAMERICANA
Y cuestionan a Massimo Modonesi y Maristella Svampa autores que fustigan a quienes aludieron a estos procesos apelando a expresiones tan diversas como “posneoliberalismo”, “el giro a la izquierda”, o inclusive de una “nueva izquierda latinoamericana”. Según sus análisis la caracterización que finalmente predominó fue la denominación genérica y por demás vaga de “progresismo”.
Ese debate es muy relevante para México si consideramos la propuesta de AMLO rumbo al cambio que se propone en la 4T y que define en el Plan Nacional de Desarrollo(PND) 2019-2024, al señalar: “Tenemos ante el mundo la responsabilidad de construir una propuesta posneoliberal y de convertirla en un modelo viable de desarrollo económico, ordenamiento político y convivencia entre los sectores sociales”. Esta posición ha sido motivo de confrontación con la clase empresarial y el campo económico y político nacional, así como a nivel del poder global.
DEBATE ENTORNO AL PROGRESISMO
Los antecedentes sobre el debate en torno al progresismo y otras corrientes, los podemos ubicar a partir del pensamiento de Keynes (con el rescate del Estado) y la controversia con la corriente monetarista de Milton Friedman.
El pensamiento keynesiano se confrontó con las teorías clásicas y neoclásicas que entraron en crisis a fines de los años 20 del siglo XX. Fue la Gran Depresión, de fines de los años 20 y principios de los años 30 del siglo XX lo que puso las condiciones para que surgiera la teoría de Keynes y la relevancia del Estado. Para nuestros propósitos es muy relevante observar las posiciones en torno a la intervención del Estado en la economía.
Para Smith, los neoclásicos y monetaristas no se justifica la intervención del Estado. En forma básica la idea de la intervención se refiere a que el Estado tenga y controle empresas. El pensamiento keynesiano sostiene lo contrario al monetarismo (que se alimenta en Smith y los neoclásicos), ya que para Keynes sí es necesaria la intervención económica del Estado.
Para Smith, entonces, es clave su idea de la mano invisible (que critica AMLO, como lo vimos, en el PND) y por lo tanto el mercado, muy defendido por los gobiernos neoliberales (que se contrapone a la intervención del Estado). En tanto que, para los neoclásicos la noción fundamental es que, “un sistema social movido por acciones independientes en búsqueda de valores diferentes es compatible con un estado final de equilibrio”.
En cambio, para Keynes para remontar la crisis de la gran depresión (que lo llevó a cuestionar las teorías anteriores) la intervención del Estado en la economía se hizo necesaria para superar crisis del ciclo económico. El pensamiento keynesiano a partir de 1930 tuvo una gran influencia en la conducción de la economía de los países.
CONFRONTACIÓN ENTRE KEYNES Y FRIEDMAN
La posición de Keynes entró en profunda confrontación con el pensamiento de la corriente monetarista de Milton Friedman que junto con F. Hayek, sentó las bases del neoliberalismo. Estos últimos volvieron a retomar las ideas de los clásicos y los neoclásicos, y han tenido una gran influencia para el periodo de 1970 y hasta la actualidad. La idea central del neoliberalismo es la no intervención del Estado en la economía, entre otras características claves; y dejar, por lo tanto, la actividad productiva en manos de los grupos privados, por ejemplo, en el campo de la energía, para el caso mexicano.
Para observar un punto de controversia muy fuerte entre el keynesianismo y el monetarismo (y su relación con el progresismo) es muy útil la comparación entre las dos teorías con respecto al papel del Estado y el gasto público. Mientras que para Keynes el gasto del Estado tiene un efecto multiplicador en la economía, sin embargo, para el monetarismo el gasto se neutraliza dado el comportamiento de los mercados. Para el monetarismo las propuestas de Keynes son generadoras de inflación.
NEOLIBERALISMO Y LA AGRICULTURA CAPITALIZADA
Pero concretizando aún más ese debate entre Keynes y Friedman, si pensamos en el sector rural, para los keynesianos el gasto público entre los sectores campesinos es de gran relevancia por los efectos multiplicadores que tiene, pero no es así para aquellos que se apoyan en las teorías monetaristas, ya que presionan por un lado para que el Estado no intervenga en la economía (por ejemplo, que no aliente empresas tipo Pemex o CFE) y reduzca el gasto público.
Pero de registrarse ese gasto, por ejemplo, en programas productivos, de asistencia técnica (como aparecen en el Programa Especial Concurrente para el Campo), y otros, ese gasto debe aplicarse en la agricultura altamente capitalizada, o sea, en el sector moderno de la agricultura, tal y como lo argumentaba el premio nobel A. Lewis. Y este es uno de los retos fundamentales que enfrentan las corrientes del pensamiento como el progresismo, en América Latina y no se diga en México
(*) Doctor en Economía por la Universidad de Chapingo y experto en temas agrarios.