Justicia Social otorgar licencias de producción a comunidades
La iniciativa del Senado no elimina el delito de cultivo para aquellos que se dediquen a esta actividad pese a que estudios indican que la producción de cannabis en México oscila entre las 8 y 27 mil toneladas anuales, de las cuales sólo el 5% se consume aquí, eso quiere decir que el 95% se exporta; la estructura productiva que están impulsando, el mercado para el cual están trabajando, lleva a la creación de asociaciones que deben de cubrir una buena cantidad de requisitos, dejando de lado la estructura campesina
LA CARTA ROBADA
Por Emilio López Gámez (*)
Especial de Cananea TV
El Senado elaboró un dictamen a mediados de noviembre del 2020, después de analizar más de una decena de iniciativas de diferentes fracciones, sobre el tema de la regulación del cannabis. De ahí fue enviada a la Cámara de Diputados, siendo recibida el 19 de noviembre de 2020 para luego ser turnada a varias comisiones para dictamen y en otros casos para opinión.
En San Lázaro, los legisladores hicieron su trabajo (con fecha del 10 de marzo) y ahora este proceso se regresa al Senado como dictamen de la minuta con proyecto de decreto de la Ley Federal para la Regulación del Cannabis y reforma y adiciona diversas disposiciones de la Ley General de Salud y del Código Penal Federal
En los cambios entre el dictamen que elaboró el Senado y el trabajo realizado por la Cámara de Diputados hay grandes diferencias. Si observamos, por ejemplo, el título I del proyecto del Senado contra el título I del proyecto que la Cámara de Diputados está enviando ahora al Senado, prácticamente lo relativo al papel que podrían cumplir el campesinado, los indígenas, las comunidades, los ejidos y organizaciones campesinas, están fuera, en lo esencial, del contenido aprobado el 10 de marzo de 2021.
En cuanto al título I y sus cambios, es para señalar un ejemplo, entre otros, de la ausencia del campesinado, pero no solo en ese proyecto, sino en un conjunto de leyes, que se han venido elaborando en relación del cannabis. Algo parecido encontramos en la Ley General de Salud en materia de control sanitario para la producción, investigación y uso medicinal del Cannabis, porque los trabajos llevados en el Senado, como el señalado, así como los realizados en la Cámara de Diputados han venido excluyendo al sector social, caracterizado en la Constitución.
El campesinado, pese al ataque impetuoso de las políticas neoliberales ha sido generador de bienes del sector primario, tanto para la autosubsistencia como en la producción para el mercado. El modelo exportador dominante considera a los campesinos, como una estructura tradicional que inexorablemente tenderá a desaparecer para dar paso a la agricultura industrial, ello a pesar de que el campesinado y los indígenas representan más del 90% de las unidades de producción a nivel nacional, y a pesar de que el hambre, el desempleo y la pobreza los golpea, y trae como consecuencia que la migración campesina se constituya en una estrategia de sobrevivencia y otra alternativa es la producción de cultivos ilícitos.
LOS CAMPESINOS, EXCLUÍDOS
Siendo el campesinado el que ha sido objeto de violencia del gran capital, de los diferentes gobiernos durante casi todo el siglo pasado; excluido permanente de las políticas hacia el medio rural, y uno de los sectores más agobiados por las miserias del sistema que lo han orillado a la producción de mariguana, en una primera mirada, resultaría extraño que en esos procesos que construyen el mundo del cannabis, estén prácticamente excluidos, pero no lo es tanto, si vamos eslabonando todo el pasado tortuoso neoliberal, la suma terrible de las teorías económicas y sociologías dominantes que ven al campesinado y al indígena como sujetos que que deben desaparecer para apropiarse de sus territorios, de su biodiversidad.
Sobre la base de algunas investigaciones (Miguel Molina, 2016, “Cuatro temas sobre el mercado de mariguana en México y el mundo”) apoyadas en agencias norteamericanas y de la ONU, se logran identificar algunas estadísticas sobre la mariguana que nos pueden ayudar a despejar algunas de las dudas que están involucradas en este artículo.
MÉXICO PRODUCE 27 MIL TONELADAS DE CANNABIS
De acuerdo a estudios, la producción de mariguana, México está entre las 8 mil toneladas anuales y 27 mil toneladas, de las cuales sólo el 5% se consume aquí, eso quiere decir que el 95% se exporta, entonces estamos hablando que la producción mexicana es para un mercado de exportación (al igual que la producción agropecuaria licita, que dominan los grandes capitales), aun con ello ni en la Ley General de Salud, así como en los trabajos de la Cámara de Diputados o del Senado existe un título o capítulo relativo al papel que podría jugar el campesinado y los indígenas.
La estructura productiva que están impulsando, el mercado para el cual están trabajando, lleva a la creación de asociaciones, que deben de cubrir una buena cantidad de requisitos, dejando de lado la estructura campesina que podría ser la base para avanzar en ese nuevo (por legal) camino. Para variar le están apostando a un modelo norteamericano o canadiense de la cadena del cannabis y trae el sello de las grandes transnacionales (semillas certificadas, patentes etc.)
DEBE OTORGARLES LICENCIAS A COMUNIDADES
Taparle el ojo al macho. En un transitorio (6to) del dictamen, de la Cámara de Diputados, del 10 de marzo, publicado en la Gaceta Parlamentaria se hace alusión al sector social: “Para los efectos de lo establecido en la fracción II del transitorio inmediato anterior, como medida de justicia social, se deberá dar preferencia a las solicitudes de licencia que presenten ejidatarios, comuneros, campesinos, comunidades indígenas, a título personal o a través de empresas o cooperativas creadas para tal efecto; tal preferencia tendrá una vigencia máxima de tres años, contados a partir del inicio de la expedición de licencias”.
Los viejos sueños de W.W. Rostow y Arthur Lewis que miraban la extinción del campesinado, del indígena y de la sociedad tradicional agrícola (la del “tipo ideal” de G. Germani que él retomaba a su vez de M. Weber), son los nuevos sueños de los hacedores de leyes y de políticas. El campesinado víctima durante varios siglos de opresión y de violencia, seguirá buscando sobrevivir; el dictamen de la Cámara no elimina el delito de cultivo para aquellos que se dediquen a ésta actividad. Al campesinado se le asignan nuevos roles, como ser coronado héroe de la integración anunciada con EUA, vía la migración a la que se le está destinando. De no haber cambios en el Senado se continuará con el castigo hacia los campesinos, a quienes no es justo mantener en la ilegalidad, o incluirlos subsumidos a un modelo de producción que no es el suyo.
(*) Doctor en Economía por la Universidad de Chapingo y especialista en temas agrarios.