Impulsar una Nueva Agricultura, Reto del Presupuesto Rural 2022 de la 4T

México pasó de ser exportador de maíz a importador

En el fondo, a las élites económicas agropecuarias, las transnacionales así como a la agricultura capitalizada, solo les interesa en la coyuntura del presupuesto rural 2022, controlar los cientos de miles de millones de pesos que durante décadas tuvieron, a pesar de lo cual hicieron alimentariamente dependiente al país; antes de la época neoliberal exportábamos maíz y para el 2018 ya importábamos 17 millones de toneladas

 La Carta Robada

 Por Emilio López Gámez (*) Especial para Cananea TV

  A Max Weber en su artículo La “objetividad” del conocimiento en la ciencia social y la política social le interesa analizar la separación entre conocimiento científico y los juicios de valor; analiza también como en el caso de un fenómeno, por ejemplo, el intercambio económico, no se capta con la naturaleza general del intercambio, habría que estudiar y explicar cómo ha llegado a ser así. Ambos aspectos los voy a vincular con un tema que ha venido siendo analizado en los últimos días, me refiero a la dependencia alimentaria y su relación con otros temas, como es el de soberanía alimentaria y el tema del presupuesto 2022.

Durante el neoliberalismo la dependencia alimentaria, expresada en la compra de alimentos a otros países creció en forma extraordinaria y se constituyó en un tema central para la izquierda. Nunca fue objeto de análisis sistemático de los estratos de productores que se beneficiaron de esas políticas agropecuarias, ni tampoco de las élites analíticas, seguidores de ese modelo de desarrollo, pero ahora lo es.

Presupuesto 2022 debe apoyar a pequeños y medianos productores

Rumbo a la definición del presupuesto, los críticos de la 4t señalan que esa dependencia crece a pesar- dicen- de los miles de millones de pesos que el gobierno de la 4t destina a varios programas del campo.

EL DERECHO CONSTITUCIONAL A LA ALIMENTACIÓN

Para nuestro enfoque es más que obvio que el análisis de la dependencia alimentaria presenta características muy distintas hoy, que ya existían y que fueron tomando fuerza, pero que eran poco visibles ante los gobiernos neoliberales. El énfasis está ahora (como lo expresan los movimientos sociales) en la defensa del artículo 4 Constitucional, en el sentido de que, “Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará”.  

Esos son los elementos centrales que están fibrosamente vinculados al análisis de la dependencia. La sociedad, en esa nueva perspectiva, establece como un valor fundamental, el derecho a la alimentación: la dependencia alimentaria no puede ser analizada solo desde una perspectiva cuantitativa (por ejemplo, cuantas toneladas se compran en el extranjero) Ello debe ser contrastado con un análisis cualitativo ¿cuál es la calidad de los productos que se importan? y ¿cuál es la calidad de los que se producen internamente?

En el párrafo anterior también es muy relevante la reflexión teórica de Weber en el sentido de los valores dominantes en una sociedad, considerando que las ciencias culturales se caracterizan por su permanente juventud alimentada por el cambio de valores dominantes. Cuando este cambio ocurre, cuando “…la luz de las ideas dominantes de la cultura” se desplazan hacia otro sitio, el científico, “…tiene que equiparse de otro aparato conceptual”.

La falla principal de los críticos de la 4t es que analizan la dependencia alimentaria solo desde la perspectiva cuantitativa, haciendo énfasis en los volúmenes producidos internamente y los comprados, sin atender los aspectos cualitativos, no se preguntan ¿qué calidad tienen esos alimentos, tanto los producidos en el país, como los que se compran?  ¿Quiénes son las élites del poder alimentario?

Presupuesto 2022 debe apoyar a pequeños y medianos productores

Otra falla del análisis neoliberal de la dependencia alimentaria es que no contemplan que hay un desplazamiento de valores: la gente ahora está poniendo más atención tanto en lo que come así como en la calidad de lo que se come. Las peleas contra los transgénicos, contra el glifosato, por el etiquetado de los alimentos; la defensa de los maíces nativos; la lucha por la agroecología (y su contraposición con la agricultura industrial, hoy por hoy abrumadoramente dominante) muestran ese desplazamiento; sin embargo, los analistas neoliberales, hacen el análisis de la dependencia, como si no hubiera una realidad que está cambiando.

LAS ÉLITES RURALES, CULPABLES DE LA DEPENDENCIA ALIMENTARIA

Las élites económicas rurales hicieron crecer la dependencia alimentaria durante cerca de cuatro décadas, que ahora supuestamente cuestionan, pero que en verdad poco les interesa. En el fondo, a las élites económicas agropecuarias, de las empresas transnacionales y la agricultura altamente capitalizada, les interesa, en la coyuntura, en la discusión sobre el presupuesto rural 2022, controlar los cientos de miles de millones de pesos, que durante décadas tuvieron, a pesar de lo cual hicieron dependiente alimentariamente al país, situación que hoy, tienen la insolencia de cuestionar. Antes del neoliberalismo exportábamos   maíz, por ejemplo, y para el 2018 ya importábamos 17 millones de toneladas.

Un reto para la 4T es detener a tendencia de la dependencia, la clave es romper el paradigma que la originó. La alternativa está en superar el análisis que pone énfasis sólo en las importaciones de alimentos ya que, lo fundamental es erradicar la forma de producir internamente, y que genera crisis ecológica, es superar aquella   producción industrial llena de vicios y venenos que enferman a la sociedad.

Está en romper la dependencia que se tiene en todas las estructuras de la agricultura como la compra de insumos, maquinaria, semillas. En la 4t está en formación una nueva agricultura (y eso lleva tiempo, no se trata de un sexenio) sobre la base de nuevos valores, que están por encima de los valores de las sociedades de hiperconsumo.

Aunque es muy marginal, la producción de alimentos nutritivos y de calidad, gana terreno. Esa guerra debe ser ganada con la pequeña y mediana agricultura, su exclusión llevó a la catastrófica dependencia alimentaria.  Ahora el campo que, estuvo de cabeza, hay que ponerlo de pie. El valor del neoliberalismo radica en hacer dinero, pero los valores se “están desplazando”, para la gente, ahora, están en la alimentación nutritiva y de calidad.

La agricultura agroecológica, por ejemplo, tiene el reto de ir sustituyendo la agricultura industrial actual, y romper el poder de sus élites (ese es el verdadero imperativo para erradicar la dependencia, que encubren los críticos de la 4T), paralelamente producir internamente productos nutritivos y de calidad, e importar cada vez menos.

(*) Doctor en Economía por la Universidad de Chapingo y experto en temas agrarios.

 

 

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