Descubrimientos científicos deben estar a salvo de intereses económicos
El origen de los recursos puede influir en los resultados y conclusiones de una investigación, pues existe el riesgo de que los intereses de quienes financian el estudio, puedan sesgar los hallazgos o limitar la divulgación de ciertos datos. En este contexto, es fundamental promover la transparencia y la ética en la investigación, para que la comunidad científica y la sociedad en general estén alertas y sean críticas ante los posibles sesgos y conflictos de interés que puedan surgir en la producción de conocimiento
Por Julio César Sánchez Roldán (*)
Especial para Cananea TV
La existencia de sesgos en el entendimiento de ciertos fenómenos es un tema de gran relevancia en diversos ámbitos, incluyendo aquellos relacionados con la investigación científica financiada por empresas o gobiernos con intereses económicos o políticos. Esto pone de manifiesto la preocupación por la falta de imparcialidad y objetividad en la generación de conocimiento.
Es importante reconocer que la financiación externa puede influir en los resultados y conclusiones de una investigación, ya que existe el riesgo de que los intereses particulares de quienes financian el estudio puedan sesgar los hallazgos o limitar la divulgación de ciertos datos. Esto plantea interrogantes sobre la transparencia y la independencia de las investigaciones, así como sobre la confiabilidad de los resultados obtenidos.
En este contexto, es fundamental promover la transparencia y la ética en la investigación, fomentando la diversidad de fuentes de financiación y la revisión por pares independientes. Además, es esencial que la comunidad científica y la sociedad en general estén alertas y sean críticas ante los posibles sesgos y conflictos de interés que puedan surgir en la producción de conocimiento. Solo de esta manera podremos garantizar la objetividad y la integridad en la investigación, y asegurar que los resultados sean confiables y relevantes para el avance de la sociedad.
Además de los aspectos mencionados anteriormente, es fundamental asegurar la libertad académica de los investigadores en el contexto de la financiación de proyectos de investigación. La libertad académica es un principio fundamental que garantiza la autonomía de los investigadores para llevar a cabo su labor de manera independiente, sin interferencias externas que puedan comprometer la objetividad y la integridad de su trabajo.
Cuando los intereses económicos o políticos influyen en la investigación, existe el riesgo de limitar la libertad académica y coartar la capacidad de los investigadores para explorar nuevas ideas, cuestionar paradigmas establecidos y presentar hallazgos que puedan no ser convenientes para los intereses de las entidades financiadoras.
La libertad académica permite a los investigadores buscar la verdad y contribuir al avance del conocimiento de manera imparcial y libre de influencias externas. Asegurar este principio es esencial para mantener la integridad de la investigación científica y salvaguardar su valor como base sólida para la toma de decisiones informadas en la sociedad.
Por lo tanto, es responsabilidad de las instituciones académicas, los organismos reguladores y la comunidad científica en su conjunto promover y proteger la libertad académica, estableciendo salvaguardas y políticas que garanticen que los investigadores puedan llevar a cabo su trabajo sin temor a represalias o limitaciones indebidas. Esto permitirá preservar la independencia intelectual y promover la generación de conocimiento basado en la evidencia, sin sesgos ni influencias que comprometan su validez y relevancia para el progreso de la sociedad.
Millones de muertes prematuras evitadas atribuibles al tabaco, gracias a la libertad de investigación
Un ejemplo destacado del beneficio de garantizar la libertad académica de los investigadores es el descubrimiento de la relación entre el tabaquismo y el cáncer de pulmón. En la década de 1950, numerosos estudios comenzaron a mostrar indicios de que fumar cigarrillos estaba relacionado con un aumento significativo en el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Sin embargo, en ese momento, la industria tabacalera financiaba investigaciones y campañas publicitarias que buscaban minimizar o negar dicha relación.
A pesar de los esfuerzos de la industria por influir en la opinión pública y en la investigación científica, los investigadores que contaban con libertad académica persistieron en sus esfuerzos por descubrir la verdad. A través de rigurosos estudios epidemiológicos y experimentos con animales, lograron demostrar de manera concluyente la fuerte asociación entre el tabaquismo y el cáncer de pulmón, lo que finalmente llevó a cambios significativos en las políticas de salud pública y a un mayor reconocimiento de los peligros del tabaco.
Investigador vs Petroleras
Un destacado investigador que luchó incansablemente por demostrar la toxicidad de la gasolina con plomo fue Clair Cameron Patterson. Nacido en 1922 en Mitchellville, Iowa, Patterson se convirtió en un geocronólogo y químico analítico estadounidense cuyas contribuciones fueron fundamentales para comprender los efectos perjudiciales del plomo en el medio ambiente y la salud humana.
La libertad académica para decidir que investigar lo llevo en 1955 a determinar con exactitud la edad de la Tierra en 4.550 millones de años, al darse cuenta de que el planeta tenía unas cantidades anómalas de plomo presentes en el medio ambiente en todo el planeta. Esto mismo lo condujo a principios de la década de 1960, a intuir que el plomo se estaba acumulando de forma no natural en el medio ambiente, por lo que decidió libremente investigar su origen.
Su enfoque se centró en la concentración de plomo en el hielo antiguo de Groenlandia y en el estudio de las capas de hielo para obtener datos históricos sobre los niveles de plomo a lo largo del tiempo. Utilizando técnicas de datación por radiocarbono y espectrometría de masas, Patterson pudo determinar que los niveles de plomo habían aumentado drásticamente desde la Revolución Industrial.
Sin embargo, su trabajo no fue fácil. Patterson se enfrentó a una feroz oposición de la industria del petróleo y del fabricante de aditivos de gasolina, ya que sus investigaciones amenazaban los intereses económicos de estas compañías. Incluso fue objeto de acoso y presión, pero Patterson no se rindió.
Finalmente, en 1971, Patterson publicó un artículo que documentaba sus hallazgos y concluía que el plomo utilizado en la gasolina era la principal fuente de contaminación por plomo en el medio ambiente. Su investigación proporcionó una base sólida para la prohibición gradual de la gasolina con plomo en muchos países y la adopción de medidas para reducir la exposición al plomo.
El trabajo de Patterson tuvo un impacto significativo en la conciencia pública y en las políticas ambientales. Se le atribuye el establecimiento de la Ley de Aire Limpio de Estados Unidos en 1970, que limitaba la cantidad de plomo permitida en la gasolina. Además, su persistencia llevó a la eliminación gradual de los aditivos de plomo en la gasolina en todo el mundo, lo que ha resultado en una disminución notable de los niveles de plomo en el aire y en la sangre de la población.
El legado de Clair Patterson como científico y defensor del medio ambiente es indiscutible. Su lucha por demostrar la toxicidad de la gasolina con plomo y su determinación para hacer frente a la oposición de la industria marcaron un hito en la historia de la protección ambiental y la salud pública. Su valiente trabajo ha contribuido en gran medida a un mundo más seguro y saludable para las generaciones futuras.
Estos son dos ejemplos que ilustran cómo la libertad académica permitió a los investigadores abordar temas controvertidos y desafiar los intereses de una industria poderosa. Su trabajo ético y sin restricciones fue fundamental para proteger la salud pública y salvar innumerables vidas al generar evidencia científica sólida y confiable.
Investigaciones que en su momento difícilmente se habrían abordado o vislumbrado por carecer de verle alguna utilidad inmediata, tal fue el caso de Mario Molina y Sherwood Rowland cuando publicaron un artículo en la revista Nature de como la emisión de algunos gases, CFC’s, dañan la capa de ozono, con lo que se logró prohibir los CFC´s y con ello salvar al mundo o el trabajo un tanto ocioso, en su momento, que comenzó Keeling en 1958 de medir las concentraciones atmosféricas de CO2 en el Mauna Loa en Hawai con lo que hoy sabemos que el planeta está en un proceso de calentamiento que amenaza la humanidad, cosa que ningún comité o Junta de gobierno pudiera haber previsto su importancia de ser investigado en su momento.
Sí bien hay algunos casos de investigadores que son presionados o se prestan a corromper sus principios éticos, estos con el tiempo son descubierto por sus pares.
La investigación científica independiente nos brinda la oportunidad de obtener información objetiva y basada en evidencia, permitiéndonos comprender los riesgos y beneficios de estos elementos con mayor claridad. Al respaldar la investigación libre de influencias económicas o políticas, podemos garantizar que los estudios se realicen de manera ética, rigurosa y transparente.
La investigación científica imparcial es crucial para tomar decisiones informadas y establecer regulaciones adecuadas, por ejemplo en relación a la inocuidad alimentaria. Nos permite evaluar los posibles efectos en la salud humana y en el medio ambiente, así como implementar medidas preventivas o correctivas para minimizar riesgos y proteger a la población, lo que fomenta la innovación y el desarrollo de alternativas más seguras y sostenibles. Al contar con información confiable y objetiva, es posible promover prácticas agrícolas y alimentarias que sean tanto seguras como respetuosas con el medio ambiente, impulsando así un enfoque de producción y consumo más sustentable.
Es en beneficio para la humanidad el invertir en investigación científica libre de presiones económicas o políticas en especial en temas controversiales que redunda en nuestra capacidad para obtener información precisa y confiable, tomar decisiones fundamentadas, proteger la salud de las personas y el medio ambiente, y promover prácticas sostenibles. Al hacerlo, estamos invirtiendo en un futuro más seguro, saludable y equitativo para todos.
En resumen, la libertad académica proporciona a los investigadores el espacio necesario para explorar, descubrir y compartir conocimientos sin restricciones externas. Es a través de esta libertad que se pueden abordar temas sensibles, desafiar paradigmas establecidos y generar avances significativos que benefician a la sociedad en su conjunto.
La otra es confiar en políticos, burócratas y empresarios para que den línea de qué, cómo y qué sesgo darle a la investigación.
(*) Maestro en Ciencias CIO-Universidad de Guanajuato, con 30 años de experiencia en desarrollo tecnológico y Secretario de Organización del Sindicato de Trabajadores del Centro de Investigación Óptica A.C.
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