Para el artista no hay días de descanso ni cuarentenas
Artística de la liberación
El arte de vivir para el arte
Por Rubén Reyes
¿La realidad es un terreno desfavorable, en tiempos de pandemia, para las personas que se dedican a alguna de las ramas del arte? Por supuesto que sí, y no sólo para las personas dedicadas al arte, sino que aumentaron las dificultades para la mayoría de personas, sea cual sea su profesión.
Yo soy un músico, Uno de tantos guitarristas y cantores acústicos que se ganan la vida tocando la guitarra y cantando en las calles; soy un músico de a pie, a veces un músico de atril, y también un amante del arte de recitar poesía. Lo mejor de mi canto y mi palabra lo he dejado en las cocinas económicas, en los restaurantes, en los camiones y en las cantinas, es decir que mi canto lo he dejado en el corazón de mi gente, de mis amigos y amigas, y no para hacerme rico, no para hacerme famoso, sino sólo porque soy un pajarito cantor del monte; y a veces soy poeta, y a veces soy filósofo, y a veces hasta agricultor y a veces más, pero siempre soy cantor.
No soy un pajarito que come alpiste todos los días, sino que soy, como dije, un pajarito corsario que tiene que sobrevivir el día a día con la sola fuerza de su canto y su guitarra y sus palabras y su carne. Llevo más o menos dieciséis años intentando esta vida, y justo cuando el panorama se ampliaba y aparecían en el horizonte nuevas oportunidades de desarrollo, llegó la pandemia, lo cual como sabemos, provocó la suspensión de muchas actividades colectivas y con ello, la precariedad económica para muchos y muchas, pero ¿Están acaso cerradas todas las puertas para artistas que no sólo viven del arte, sino que legítimamente viven para el arte?
Mi respuesta es que no están cerradas todas las puertas, aunque sí aumentó el grado de dificultad, porque, de entrada, me parece que no se le ha dado al arte, la importancia que en realidad tiene para el desarrollo humano. El arte es una necesidad de primer orden, es como comer o como respirar. Cuando uno se aleja del arte, uno empieza a morir la muerte más aguda, una muerte lenta e inconsciente. Pero si el arte es tan importante, si el arte es parte del desarrollo fundamental de los seres humanos ¿cuáles son las alternativas que nos quedan en tiempos de crisis, tales como los de nuestro presente compartido?
Mi respuesta en corto es que las personas dedicadas a vivir para el arte, debemos de plantear los problemas que nos aquejan e intentar las respuestas y alternativas que desde la trinchera elegida podemos encarar y resolver. Ya lo dijo el maestro Atahualpa “La luz que alumbra el corazón del artista es una lámpara milagrosa que el pueblo usa para encontrar la belleza en el camino, la soledad, el miedo, el amor y la muerte”. Así que, si bien hay nuevas condiciones, y como sabemos, muy desfavorables, también sabemos que están surgiendo nuevos recursos. Inventemos entonces las nuevas formas en las que podemos seguir afirmando nuestras vidas y desarrollándonos a partir del arte, porque el arte es trabajo, producción, es hacer algo, es intentar la transformación positiva para un futuro vivible y disfrutable. Las dificultades, en este sentido, son una oportunidad para crecer y ampliar nuestras conciencias. Encaremos, abracemos y actuemos según nuestras fuerzas y convicciones más profundas.
20/03/2021
Espita, Yucatán