Legisladores deben fortalecer apoyos a las pequeñas unidades de producción en el campo
Es momento de que en la esfera política se determine una mayor participación del campesinado y los indígenas, al ser los principales productores de granos; los gobiernos neoliberales negociaron en el TLCAN la compra de granos a los EUA a cambio de la venta de hortalizas y verduras, en el T-MEC se mantiene ese esquema, lo cual presiona al gobierno de México y en ese marco se manda al garete a los pequeños productores del campo mexicano, poniendo en riesgo la soberanía alimentaria
La Carta Robada
Por Emilio López Gámez (*)
Especial para Cananea TV
En la obra de Utopística, o las opciones históricas del siglo XXI, de I. Wallerstein, a diferencia de la utopía como generadora de ilusiones, la utopística, hace referencia a “…a la racionalidad material de los posibles sistemas históricos alternativos.” Bajo el modelo neoliberal (durante seis periodos presidenciales) con la concentración del gasto público en las grandes unidades de producción (orientadas a la agro exportación con marginación del mercado interno) la política agrícola llevó a la dependencia alimentaria, que el actual Ejecutivo ha criticado permanentemente.
Todo parece indicar que existen razones para radicalmente transformar el presupuesto para el campo 2023. Provocar un cambio fundamental en la política agropecuaria y hacer evidente, en el PEC, la gran relevancia de las pequeñas unidades de producción en la producción de alimentos y atender otros aspectos de la estructura social. Es pues, la utopística de un mejor futuro para el medio rural, que implica replantear varias estructuras.
Por lo que, es el momento de un reconocimiento en el campo político y una mayor participación del campesinado y los indígenas, entre otras razones porque son los principales productores de granos. Los gobiernos neoliberales negociaron en el TLCAN la compra de granos a los EUA a cambio de la venta de hortalizas, verduras. En el T-MEC se mantiene ese esquema, lo cual presiona al gobierno de México y en ese marco se manda al garete a los campesinos e indígenas del campo mexicano.
FRACASO DEL MODELO AGRO-EXORTADOR
Esas son las bases para la construcción de una utopística, de un modelo alternativo a ese modelo agro-exportador que nos llevó al fracaso y a la dependencia alimentaria, base de las crisis alimentarias persistentes, de la pobreza, desigualdad y carestía de los alimentos. Es el momento de relacionar el PEC con el desarrollo de la estructura productiva y social, que marque la diferencia de la 4T con el modelo neoliberal- ricardiano del comercio internacional, donde la ausencia de una nueva política de alimentos, han sido la base de las debacles que están detrás de las crisis alimentarias.
Desde principios de los 80, se sostenía que era mejor comprar los granos que producirlos internamente; AMLO ha insistido en acabar con este estorbo. La agroecología, que podría ser la base de un nuevo proyecto alimentario, implica la recuperación de saberes de las economías campesinas e indígenas que producen alimentos sanos en condiciones de no explotación de la tierra y en un equilibrio con la naturaleza.
UN GOLPE DE TIMÓN
Podemos pensar y caminar en varios planos:
Primero, la crítica al modelo neoliberal agro-exportador: El PEC debe estar reorientado hacia una nueva agricultura agroecológica, que supere estructuralmente a las relaciones dominantes (como las estructuras de los mercados, financieras, industriales, la supeditación del conocimiento, la educación y sus implicaciones en la forma de producir alimentos y sus impactos nocivos en los mexicanos).
Segundo, la construcción de una nueva política para el campo: La crítica de AMLO a la dependencia alimentaria hace necesario que las dependencias y las estructuras burocráticas, partan de un solo proyecto nacional, identificando plenamente los objetivos de una nueva política alimentaria, con una estrategia de desarrollo y de seguridad nacional, como en el caso de la política energética.
Tercero: En la coyuntura es recomendable, para el 2023, mantener un crecimiento del monto del PEC en términos reales, sobre todo a partir de 2015.Sería recomendable para el 2023 que el PEC llegue a los 438, 000 millones de pesos, incluso ese monto puede ser menor. Pero, más allá del monto, es necesario, que todos miremos hacia un cambio profundo que contribuya a la trasformación de todo ese tejido que se construyó en el pasado y que pone a México al servicio de los EUA, y de los intereses de caciques de regiones enteras en el país.
Cuarto: Entre los cambios fundamentales de la 4T y el manejo del PEC (aunque existen varios campos, aquí nos acercamos al tema educativo e investigación) en tanto que, es muy relevante poner en el centro de la política agrícola y agraria el papel de las instituciones de Difusión de la Cultura, Investigación, Servicio y Docencia.
Los procesos de transformación de hoy y mañana, pueden superar los obstáculos del régimen anterior, apoyando, en lo que corresponde al PEC, el desarrollo de las instituciones educativas nacionales como es el caso de la Universidad Autónoma Chapingo: Escuchando a su comunidad, a sus estudiantes, poniendo al día las becas, rezagadas durante el periodo agudo de la pandemia; mejorar las condiciones de los posgrados; superar el deterioro de sus instalaciones, laboratorios etc. Escuchar las propuestas del STUACH y el STAUACH y mejorar condiciones e ingresos de los académicos y sus trabajadores.
Quinto: Contribuir, todos, a poner en el debate nacional una nueva fase, un nuevo proyecto de la relación entre el Estado y el campesinado y el papel de las instituciones educativas para contribuir a la erradicación del proyecto neoliberal.
Coordinar esfuerzos a nivel nacional e institucional entre INIFAP, el INCA, el Colegio de Posgraduados, el CSAEGRO, el INAPESCA, la UNIVERSIDAD ANTONIO NARRO, y otras estructuras e instituciones relacionadas con la organización colectiva, la educación y la producción de alimentos, por ejemplo, Escuelas Normales Rurales etc, buscando desatar, con todo ello, el potencial organizativo y productivo de alimentos de las más de 4 millones de unidades de producción nacional, mayoritariamente campesinas, en bien del pueblo de México.
Y ampliar paralelamente el compromiso de estudiantes, maestros e investigadores de las instituciones, con el campesinado, los indígenas y afromexicanos.
(*) Doctor en Economía por la Universidad de Chapingo y experto en temas agrarios.