Agroexportaciones, saldos negativos al Producto Interno Bruto
Durante los gobiernos del PRI y del PAN, el gasto rural financió a las unidades de producción del gran capital bajo la tesis de fortalecer las agro-exportaciones, relegando a las pequeñas unidades, lo que provocó un grave costo en la producción de alimentos y en la estructura social; por ello, es importante transformar a fondo el presupuesto para el campo en el 2023 para mejorar la calidad de vida en la zona rural y llevar alimentos a precios accesibles a la zona urbana
La Carta Robada
Por Emilio López Gámez (*)
Especial para Cananea TV
Mario Alberto Varela Ramírez realizó una investigación, titulada: Análisis de las Principales Variables Macroeconómicas y su Impacto en el Crecimiento Económico en México 1995- 2018, que fue llevada a cabo en la Universidad Autónoma Chapingo, en la División de Ciencias Económico-Administrativas (DICEA), del Doctorado en Ciencias en Economía Agrícola. Esta investigación contó con la supervisión del Dr. Francisco Pérez Soto (integrante del Centro de Investigación en Economía y matemáticas aplicadas, CIEMA).
Entre los resultados sobresalientes de Varela Ramírez, para la economía nacional, destaca que: “Se analizó el impacto que las variables incluidas en el modelo tienen sobre el producto interno bruto (…) el gasto de gobierno y la inversión resultaron ser significativas. Por otro lado, el consumo y las exportaciones netas no resultaron ser significativas (…) las variables incluidas en la ecuación, es decir, el consumo, el gasto de gobierno, la inversión y las exportaciones netas, explican el 87 por ciento de los cambios en el PIB.”
EXPORTACIONES DEL AGRO, ESPEJISMO DE BENEFICIOS ECONÓMICOS
Particularmente en cuanto al impacto del gasto en el PIB nacional se observa que: “Para el caso del gasto y la inversión el resultado fue el esperado, ante un aumento en el gasto la producción se vería incrementada y por ende la inversión”. En la investigación destaca de manera sobresaliente, en relación al papel de las exportaciones netas que: “Finalmente, en lo que respecta a las exportaciones netas se obtuvo un signo contrario a lo que se esperaría; pareciera que la relación las exportaciones netas y su impacto en el PIB está relacionado de manera inversa, por lo que no está contribuyendo al crecimiento del mismo.” Ese es el contexto macroeconómico para el análisis del gasto y la inversión rural.
En la colección de (tres) libros sobre el Modelo de Desarrollo Alternativo, publicados, a partir del 2014, por la Universidad Autónoma Chapingo, Departamento de Sociología Rural, los autores, José Dolores López, Emilio López Gámez y otros, han sostenido que uno de los ejes de un nuevo modelo de desarrollo alternativo al modelo neoliberal, es el eje del gasto rural (expresado en el Programa Especial Concurrente para el desarrollo rural conocido como PEC) ya que los análisis econométricos llevados a cabo en relación al campo mexicano, en las últimas décadas, muestran los impactos significativos del gasto rural, como lo muestra la investigación para la economía en su conjunto, de Varela Ramírez, donde la inversión también es significativa.
En la colección de libros sobre el modelo de desarrollo alternativo al modelo neoliberal para el caso del campo se analizó la falta de visión de los gobiernos neoliberales que llevaron a la baja la inversión en el campo, con una aplicación del gasto rural muy concentrado en las unidades orientadas al mercado externo. Los gobiernos se basaban, entre otros argumentos, en que existía una caída de los precios de los productos, lo que los gobiernos neoliberales pensaban era un proceso eterno, pero eso se modificó en los últimos años.
Para el 2007 y el año 2008, estalló una crisis alimentaria que puso una alerta mundial. Posteriormente, es por todos conocido, que esas políticas (reducción del gasto rural e inversión) se siguieron aplicando y hasta la actualidad, con diferentes argumentos y de nuevo vuelve a estallar una crisis en el 2022 que, para algunos, es una crisis global de alimentos.
En la reducción del gasto rural se observó en que para principios de los 80s el gasto programable para el campo fue del 10%; en tanto que ese gasto ya había caído al 5% en la primera década del siglo XXI. Hasta el 2015 el gasto rural (analizado a través del PEC) había tenido una recuperación (tema que comentamos en la anterior Carta Robada), se volvió a contraer en términos reales, de esa fecha a la actualidad.
INYECCIÓN DE RECURSOS AL GRAN CAPITAL, MAGROS RESULTADOS
Esa recuperación del gasto rural que se tuvo antes del 2015 (sobre todo, con los gobiernos panistas y priistas) presentó una característica clave para la comprensión de los alcances de las políticas: los recursos de los programas estuvieron muy concentrados en algunas unidades de producción, básicamente unidades vinculadas a la agro-exportación, políticas asociadas a una inserción en la globalización.
También comentamos, en la colección de libros sobre el modelo de Desarrollo Alternativo, que los impactos en el PIB agropecuario de todos esos procesos (TLCAN y ahora el T-MEC, la reforma al artículo 27) son benéficos para pocas unidades de producción y son altos los costos y bajo los beneficios para la gran mayoría de las unidades, mayoritariamente de campesinos e indígenas. El análisis muestra que los resultados pueden ser mejores a los avances mostrados en el 4to. Informe del presidente.
Desde una perspectiva muy directa para la gente del medio rural los impactos del modelo neoliberal están a la vista por la forma en que el capital actúa al amparo de leyes que favorecen el despliegue del capital como así lo muestra la explotación, y lamentablemente la pérdida de vidas, de los obreros, en los pozos de carbón en Sabinas, Coahuila. Y en forma extraordinaria tenemos que investigaciones como la de Varela Ramírez muestran con análisis econométrico que pareciera que “…las exportaciones netas y su impacto en el PIB está relacionado de manera inversa, por lo que no está contribuyendo al crecimiento del mismo”.
Esto da la pauta para profundizar más esa relación entre exportaciones netas y el comportamiento del PIB nacional y para el análisis particular del sector rural. Situación que contrasta con gran relevancia que los gobiernos le otorgan a las agro-exportaciones. Todo parece indicar que existen razones para radicalmente transformar el presupuesto para el campo 2023; provocar cambio fundamental en la política agropecuaria y se haga evidente la gran relevancia de las pequeñas unidades de producción en la producción de alimentos y en la estructura social. Imprescindible será tener el gasto rural y la inversión a la altura de los retos que reclaman la población rural en su calidad de vida y la urbana en alimentos a precios accesibles.
(*) Doctor en Economía por la Universidad de Chapingo y experto en temas agrarios.
#CananeaTV #PorqueLaLuchaSigue