Presuntas violaciones estatutarias rondan elección
Una vez que concluya el proceso de votación y se cuenten los sufragios, representantes de planillas a las que se les negó su registro acudirán ante las autoridades laborales a presentar sus inconformidades pues se presume que el grupo del actual líder, Jesús Ochoa, violó los estatutos en su afán por apoderarse de la Casa del Actor
El Diván de la Utopía
Por I. León Montesinos
Especial de Cananea TV
Como líder sindical, el actor Jesús Ochoa ha superado en la realidad al típico personaje de La Ley de Herodes, que ávido de poder apenas le confieren un cargo se dedica a torcer cuanta ley pasa por sus manos para hacer su santa voluntad y enriquecerse con dinero ajeno.
Desde su arribo a la Secretaría General de la ANDA, se trepó a su nube de “poder” obstinado en escribir su propio guion plagado de bravatas a diestra y siniestra, tomándola de paso contra la Casa del Actor, donde 42 artistas en retiro no han escapado a sus veladas amenazas de ser desalojados de un inmueble que ni siquiera es propiedad del sindicato de actores.
Hace unas semanas, el comité que aún encabeza, lanzó la convocatoria para el registro de las planillas que contienden esta semana por la dirigencia, con sus respectivas carteras, en medio de una serie de acusaciones y cuestionamientos sobre la modificación e interpretación arbitrarias del estatuto de la organización, fundada en los años 40s.
El proceso de registro estuvo plagado de diversas irregularidades como lo acontecido a la Planilla Verde-Oro, encabezada por la actriz Laura Zapata –hermana de la estrella Thalia–, a la que se le negó bajo el argumento que uno de sus miembros, el actor Eduardo Yáñez, no se presentó a firmar personalmente en la fórmula por la que buscaba participar.
Los representantes de la Verde-Oro solicitaron a la gente de Ochoa les explicaran en qué parte de los estatutos se pedía de manera rigurosa tal requisito, pero se les respondió con evasivas ante la falta de argumentos jurídicos y hasta lógicos.
El actor no acudió por compromisos de trabajo, pero envío un documento con su firma donde expresaba su consentimiento a que en su ausencia se tomara en cuenta su voluntad expresa de ser parte de la fórmula que llevaba a la cabeza a Laura Zapata. Las excusas fueron de todos colores y sabores, al extremo de que los corifeos de Ochoa dieron por concluido el registro a las 5;45 de la tarde cuando la hora pactada para el cierre de los trámites eran las seis.
En conclusión, la gente de Ochoa se negó a dar entrada a la citada planilla integrada por uno de los grupos internos de la ANDA de mayor peso. El conflicto brincó de lo interno a los tribunales, reculando en una queja ante el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL), que espera la conclusión de los comicios y su resultado para dar cauce a la inconformidad presentada y ver si existen los elementos para invalidar el proceso y reponerlo por otro más apegado a la legítima democracia interna consagrada en la Reforma Laboral de la 4T.
Fueron tres las planillas registradas que este fin de semana esperarán el recuento final para conocer la ganadora: la Turquesa, encabezada por Juan Ignacio Aranda, hijo del primer actor, Ignacio López Tarso; la Azul-Plata, de Marco Treviño; y la Blanca, de Felipe Nájera, considerado en el gremio de las lágrimas y risas, como el peón de Jesús Ochoa.
Además de la desaseada aplicación estatutaria, hay otra irregularidad aún más grave que también deberá evaluarse por el CFCRL: la destitución de Ochoa, como líder de la Asociación Nacional de Actores, ocurrida por decisión mayoritaria en la Asamblea Ordinaria del 27 de julio del 2019, junto con varios miembros de su comité.
A pesar del abrumador rechazo, Ochoa y sus incondicionales no se fueron y no solo bailaron la bamba sobre los estatutos sino además, la emprendieron con un cariz enfermizo contra la Casa del Actor, pero en los hechos ya no es un líder reconocido por sus agremiados. Y por lo tanto, los actos aparentemente legales que han venido realizando, carecen de toda validez.
No cabe duda que Ochoa parece desconocer el contenido estatutario de la ANDA y el andamiaje legal con que se le blindó al centro de retiro, inaugurado por el Mimo del Cine Nacional, Mario Moreno “Cantinflas”, en 1942, al dejarlo en manos de un Patronato y dentro de las normas de la Junta de Asistencia Privada.
Si al menos se hubiera tomado en todos estos años el tiempo para leer los estatutos de jubilación de la ANDA, sabría que el noble proyecto se construyó con un sólido cemento de justicia social, a prueba de pillos, bandidos y oportunistas.
En febrero del 2020, el actor Jorge Ortíz de Pinedo acudió a los medios a denunciar la intención de Ochoa de acusar al Patronato del desvío de fondos, a lo que sus miembros lo retaron a demostrar sus dichos llevando a sus contadores. Por supuesto que el líder nunca acudió ni llevó contador alguno, porque sabía perfectamente que las cosas no son como él dice, al ser otra su intención: despojar a los ancianos actores de su sitio de descanso para transformarlo en un Centro de Actuación Teatral, con el fin de que le produzca ganancias.
El calificativo a tal bajeza no puede ser de un calibre menor al de un recordatorio familiar, porque en su afán de que su subordinado gane, Jesús Ochoa ha buscado votos con los imberbes aspirantes al mundo del espectáculo que sin ser socios todavía reconocidos en sus derechos, se les está permitiendo votar, utilizando padrones alterados que, se dice, han registrado el voto de artistas desaparecidos como Carmen Salinas y propio “Cantinflas”.
La trama de la sucesión en la ANDA apenas y ha escrito su primer capítulo y del análisis de las impugnaciones que se presenten al Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, dependerá que esta historia tenga una conclusión donde triunfe la justicia o ganen la impunidad y la ignominia.
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