Prohibición de transgénicos, primer paso a la soberanía alimentaria
No es lo mismo que empresas transnacionales en los EUA produzcan alimentos, por ejemplo, con maíces transgénicos que México importa, que en sentido contrario, estos se produjeran en el país, en condiciones ambientales diferentes, por campesinos e indígenas, impulsando un enfoque productivo agroecológico, dando pasos firmes hacia una soberanía y autosuficiencia alimentarias, generando empleos, ingresos y salud a favor de la población y las comunidades rurales
La Carta Robada
Por Emilio López Gámez (*)
Especial para Cananea TV
A lo largo del sexenio, aquí en este espacio de La Carta Robada, se ha analizado permanentemente el tema de la producción agropecuaria haciendo énfasis en algunos temas como es la soberanía alimentaria. En torno al tema, el gobierno federal actual ha tenido una serie de comentarios y opiniones en los que ha faltado precisión en relación al tema de la soberanía.
Desde el 10 de abril del 2024 y hasta noviembre del 2024 esas opiniones sobre la soberanía ciertamente han variado, seguramente dado el contexto del comercio internacional, sobre todo los debates en torno a T-MEC (por ejemplo, el panel sobre maíz entre EUA y México), la problemática de las importaciones de granos, la definición del presupuesto rural 2025 y otros temas.
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Resulta, por lo tanto, de gran interés tener esas posiciones muy claras porque de eso depende, por lo menos en papel, cómo se elaborarán planes y programas a lo largo del sexenio, y eso sería parte de la base para poder medir los alcances sobre ese tema. Esto último sería lo distintivo ya que, sexenio tras sexenio, incluido el anterior, objetivos y metas sobre resultados han quedado sin respuestas.
Entonces, el asunto de la soberanía alimentaria exige un nivel de relevancia crucial para el desarrollo de México, el cual requiere tiempo y de una reconfiguración de fuerzas nacionales e internacionales dado que se trata de un proceso de transformación verdadero y profundo de largo plazo y que no debería quedarse solo en un discurso.
En el seguimiento del tema por parte del gobierno, durante todo el año 2024, se encuentran titubeos en las definiciones, en torno a la soberanía que han sido desafortunadas, que van en varios sentidos, y es necesario aquí definiciones precisas, porque de ello depende que se lleve a cabo la aplicación de una política agropecuaria que, dadas esas circunstancias, podríamos decir, se está definiendo, por lo menos en papel, por parte del gobierno federal el tema de la soberanía alimentaria, opiniones que han dejado mucho que desear.
En cambio, hay dos fechas clave que son importantes retomar por donde pensamos se debería continuar en torno a la pregunta ¿qué entienden por soberanía alimentaria?, para poder darle una cara definitiva a la política agropecuaria: la primera posición la hizo Claudia Sheinbaum el 10 de abril en Chinameca y la segunda en la presentación del programa de Soberanía Alimentaria, el 22 de octubre del 2024.
La soberanía alimentaria con sus raíces zapatistas
El 10 de abril de 2024, en Chinameca, la Dra. Sheinbaum, expresó que: “Sin maíz, no hay país y no va a entrar el maíz transgénico a nuestro país”. En esta declaración, el punto fuerte es cuando señala que “…no va entrar el maíz transgénico a nuestro país”. Esa declaración en muy directa en torno a la negativa a las importaciones de maíz amarillo, posición que afecta los intereses de la agricultura norteamericana.
Como lo comentamos en su momento: No es lo mismo si quien produce los alimentos son las empresas transnacionales en los EUA (es decir, dónde se produce) por ejemplo, con maíces transgénicos y si además estos se importan a México; o en contrario, esos maíces se produjeran en México, en condiciones ambientales diferentes, por campesinos e indígenas, lo que implicaría una política agropecuaria nacional (definir el cómo y por qué) así como avanzar hacia un enfoque productivo agroecológico e ir dando pasos firmes hacia una soberanía y autosuficiencia alimentaria. Sin duda, producir los alimentos internamente tiene muchos más beneficios para México ya que genera empleos, ingresos, salud y tiene un profundo poder holístico y científico.
El programa nacional de soberanía alimentaria
La otra fecha a destacar es la del 22 octubre del 2024. Siguiendo en la misma línea o posición del 10 de abril en Chinameca, la Dra. Claudia Sheinbaum presentó el Programa Nacional de Soberanía Alimentaria “… el cual tiene el objetivo de impulsar la producción en el campo mexicano, así como acercar a las familias mexicanas la alimentación sustentable y saludable a precios accesibles. “Es un programa muy completo de soberanía alimentaria y de alimentación sustentable y saludable para todas y todos los mexicanos; es producir lo que consumimos; por supuesto que hay mercado, eso va a seguir existiendo, pero no simplemente es apoyar a los pequeños y medianos productores, sino también tener alimentos saludables y a buenos precios para las familias mexicanas’’.
Necesario detener la fractura estructural de la producción de granos
La declaración fuerte en la cita anterior es cuando Sheinbaum se refiere a “la producción en el campo mexicano” (porque eso implica producción interna de, por ejemplo, maíz y no su importación) lo que se complementa con “producir lo que consumimos”, lo que implica, dada la carga pesadísima de la importación de maíz amarillo, que estaría en la mira (entre otras acciones, la producción de granos internamente) lograr la producción de maíz amarillo en tierras mexicanas, obviamente en otras condiciones a las norteamericanas (por ejemplo, sin transgénicos) y avanzar en darle forma a otra estructura productiva basada en granos, muy distinta a la actualmente controlada por empresas mundiales, que ha venido alimentando una fractura estructural de granos, donde brilla el interés plenamente identificado de los Estados Unidos de Norteamérica.
Esta fractura estructural se caracteriza en el desplazamiento de la pequeña y mediana agricultura y migración; por cambios en el patrón de cultivos, en el consumo nacional, por cambios en la comercialización interna e internacional, profundas transformaciones en las prácticas culturales, gasto público y programas de gobierno, y un contundente control en la producción de granos de grandes empresas transnacionales (vía TLCAN Y T-MEC, por ejemplo) e imposición en aspectos centrales de las políticas públicas.
(*) Doctor en Economía por la Universidad de Chapingo y experto en temas agrarios.